COP 26 ¡No hay tiempo, justicia climática ya!

Larreko Mahia

(Euskara)

Entre los días 1 y 12 de noviembre, un año después de la fecha inicialmente prevista, losdirigentes mundiales volverán a reunirse en la 26.ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP26, el órgano supremo de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, esta vez en Glasgow. Llevan veintiséis conferencias desde 1995, y cinco desde el Acuerdo de París de 2015, donde se acordó el objetivo de limitar el calentamiento global muy por debajo de +2 ºC y realizar grandes esfuerzos por no superar +1,5 ºC. Denunciamos que ésta será una cumbre parcial, con muy escasa presencia de los países del Sur global –quienes más están sufriendo las consecuencias–, por las restricciones impuestas y la pandemia.

Manifestamos que, a pesar de los acuerdos de las 25 cumbres anteriores, el neoliberalismosigue destruyendo los soportes de la vida y de la sociedad, y que cada año se siguenbatiendo récords en las emisiones de gases de efecto invernadero. Por ello, la temperaturamedia del planeta es ya 1,1 ºC más alta que en la era preindustrial. Así, el cambio climáticoya es una realidad, y sus efectos no son solo algo que sufrirán las futuras generaciones, sinoque ya los estamos sufriendo. Ejemplos de ello son la pérdida de biodiversidad, losfenómenos extremos cada vez más frecuentes –olas de calor, sequías, inundaciones,incendios…–, el deshielo del permafrost y de los glaciares, las pérdidas de cosechas o elapartheid global contra los refugiados. Las previsiones a corto plazo del PanelIntergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), publicadas recientemente, sonescalofriantes.

Acción de Larreko Mahia el 6 de Noviembre en la playa de la Concha, Donostia.
Lema: «Klima ez da negozioa» («El clima no es negocio»).

La crisis climática viene acompañada del final de la disponibilidad abundante decombustibles fósiles y de algunos materiales. Las fuentes de energía renovable sonnecesarias para la descarbonización, pero tal y como nos advierte el IPCC, no puedengarantizar nuestro consumo actual y, mucho menos, el crecimiento. Por ello, la emergenciaclimática es un problema social y global que pone de manifiesto las carencias de todo elsistema capitalista de producción y consumo. La lógica del crecimiento continuo choca conlos límites del planeta y con las necesidades de la mayoría, y el cambio climático es uno delos efectos colaterales de este crecimiento insensato. Para hacer frente a este problema deraíz profunda, no basta con introducir cambios superficiales; hay que reducir el consumoenergético y de materiales, abandonar el objetivo de crecimiento económico global.

No podemos seguir retrasando las soluciones para mitigarlo. Ahora, el reto es luchar cadadécima para no superar el calentamiento de 1,5 ºC para el año 2100 e impulsar la transiciónecológica y social. En el camino de evitar las consecuencias más graves del cambio climático,los países del Norte global tenemos una gran responsabilidad; aún mayor sus élites. Por ejemplo, en 2018 se emitieron 8,7 toneladas de CO2 por habitante de Euskal Herria, porencima de la media de la UE (8,6 t) y el mundo (6,6 t); además, el 10% más rico del mundoproduce la mitad de las emisiones totales.

Por todo lo anterior, exigimos a los miembros de la COP26 y a los Gobiernos estatal,autonómicos y locales que abandonen la comodidad de las declaraciones de emergenciaclimática y que pasen a la acción. Es urgente planificar democráticamente la reducción delconsumo de materiales y energía de forma socialmente justa. Para ello, proponemos lassiguientes medidas:

  • Abandonar la obsolescencia programada y el consumo de usar y tirar. Fomentar lareparación y los empleos asociados.
  • Asegurar el acceso de toda la población a ingresos y servicios públicos básicos deforma sostenible (sanidad, educación, vivienda, cuidados, energía, alimentación, airey agua limpios…).
  • Reducir la jornada laboral, repartir el empleo e impulsar el reparto de los trabajos noremunerados pero imprescindibles para la vida.
  • Promover políticas para la movilidad sostenible, fomentando los desplazamientosactivos a pie, en bicicleta y en transporte público, y reduciendo los desplazamientosindividuales e innecesarios, para no aumentar la necesidad de carreteras.
  • Potenciar el autoconsumo y las comunidades energéticas locales basadas enenergías renovables.
  • Acabar con las desigualdades mediante la redistribución de la riqueza y políticasfiscales progresivas.
  • Dejar de subvencionar a las empresas que tienen la máxima responsabilidad en elcambio climático.
  • Dejar de vender falsos milagros tecnológicos (hidrógeno, centrales nucleares denueva generación, captura y almacenamiento de carbono…).
  • Abandonar la senda del crecimiento económico. El capitalismo es la causa de la crisisclimática, y no será la solución, aunque lo pinten de verde (greenwashing, industria3.0, mercado de emisiones de CO2…).
  • Priorizar absolutamente en la gestión de residuos la reducción, la reutilización, elreciclaje y el compostaje, renunciando a la incineración que, entre otras cosas, esuna gran fuente de gases de efecto invernadero.

La emergencia climática, aunque sea una lucha global, necesita respuestas locales. Dehecho, nos parece imprescindible llamar la atención sobre el hecho de que la situación deemergencia en la que nos encontramos tiene que ver con las políticas que se hacen aquí, en Euskal Herria, en materia de energía, de transporte, de residuos, de ordenación territorial,de biodiversidad, etc. Esas políticas profundizan en un modelo económico y socialinsostenible que agudiza la crisis climática y ecológica. En este contexto, es necesario exigirun cambio de dirección rotundo, en pos de una transición justa. Pero esa transición justa nose producirá si pilotarla queda en las mismas manos de quienes nos han traído hasta aquí, yeso es lo que pretenden las autoridades cuando, por ejemplo, ponen a empresaas comoIberdrola o Repsol en primerísima línea de los candidatos a recibir los fondos europeos parala recuperación tras la pandemia.

No habrá transición justa sin una sociedad vasca activa que trabaje por ella. Por ello, conmotivo de la COP26, colectivos y asociaciones de distintos sectores de Euskal Herria estamostratando de organizar respuestas. Es necesario, en cada comarca, denunciar a las empresasy gobiernos que aumentan las causas de la emergencia climática, exigir cambios reales a lasautoridades, y organizarse en el camino hacia otro modelo de sociedad. Hacer frente alcambio climático es un acto de justicia climática con las sociedades del Sur, a las quehistóricamente el Norte industrial y colonial les ha robado sus recursos, y un acto desolidaridad con las generaciones futuras.

¡NO HAY TIEMPO, JUSTICIA CLIMÁTICA YA!

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