Texto: Martintxo Mantxo
Foto: derrame en el río Marañón (Perú) de septiembre 2022. Foto: Julio Arirúa, líder indígena de la comunidad kukama San Francisco.
(EUSKERA) (ENGLISH)
Se celebran los 20 años de uno de los desastres mayores contra el medio ambiente y la sociedad en la península: el hundimiento y derrame del Prestige en 2002.
Este aniversario coincide con la celebración de la Cumbre del Cambio Climático, la COP 27, en Sharm El-Sheikh, Egipto. Si bien últimamente con la emergencia climática nos centramos en las emisiones de la quema de los combustibles fósiles, ésta no es ni mucho menos, su única afección ambiental y social. Así nos lo ha recordado la nueva campaña surgida en el Reino Unido, Just Stop Oil (Basta de Petróleo), previo a la COP y durante ésta. JSO demanda el abandono de todas las nuevas explotaciones petrolíferas del gobierno británico, algo que debería ser extrapolable a todo el Planeta. De hecho, esta es la demanda de la institución climática internacional por excelencia, el Grupo Intergubernamental de Expertas sobre el Cambio Climático (IPCC), en su informe de abril 2022. La nueva ofensiva de acciones de JSO ha cogido desprevenida a la sociedad británica. En estos últimos tres días Just Stop Oil se ha centrado en detener el tráfico de una de las autopistas más concurridas del Reino Unido, la M25.

El 13 de noviembre de 2002, el Prestige se accidentó vertiendo 63.000 toneladas de crudo. En su interior contenía otras 14.000 toneladas que se derramaron el 19 de noviembre cuando se partió en dos y se hundió en alta mar. El petróleo derramado se extendió por toda la costa cantábrica, y también las portuguesas y francesas provocando una gran crisis ambiental.
20 años después recordamos aquel que fue responsable de buscar soluciones a la crisis del Prestige, el entonces portavoz del Gobierno, Mariano Rajoy, que pese a sus negligencias llegó a presidente. También desfilan por las imágenes los responsables a nivel vasco, como Josu Jon Imaz, consejero de Industria, Comercio y Turismo en el Gobierno vasco. Últimamente el concepto de puertas giratorias ha calado en la sociedad. Me pregunto si su gestión del desastre fue razón para que fichara por la petrolera Repsol, primero para presidir Petronor y ahora la firma principal.

Nos ha sorprendido (para bien!) el ver que 20 años después, aquella plataforma que se creó para la crisis, Nunca Mais, siga activa. Nunca Mais fue la plataforma desde la que se articuló la ciudadanía para exigir responsabilidades, pero también desde la que se coordinó tanto esfuerzo ciudadano para paliar una situación que ni el gobierno ni las empresas acometieron: el sacar y limpiar el chapapote del mar y de las rocas.
20 años después, ni las secuelas del derrame ni las causas que lo originaron han sido superadas. Porque la causa directa es la rotura de un barco en malas condiciones, pero la que subyace es nuestra dependencia fósil y la necesidad de traerlo de lejos, por mar con tan altos riesgos, y después, las correspondiente con su combustión, con la contaminación y la consabida emisión de gases de efecto invernadero (GEI) responsables de la emergencia climática que parecemos.
Fueron también otros seis desastres desde 1970: los petroleros Polycomander (1970), Urquiola (1976), Andrios Patria (1978) y Mar Egeo (1992), y el Casón (1987) con productos químicos altamente tóxicos. En 2019 el buque Blue Star que transportaba químicos peligrosos también encalló en la costa galega constatando de nuevo la vulnerabilidad de la zona y la falta de medidas para restringir el tráfico marino en ella.
Porque la media de un accidente grave cada cinco años obliga a repensar el circulación en esa zona, el transporte de esas sustancias, nuestro consumo, nuestra dependencia y por último el modelo en sí. Nunca Mais denuncia que pese al desastre del Prestige, todavía circula en la misma zona una media diaria de 38 petroleros y buques con otras mercancías peligrosas. Por ello concluimos que el mal no fue atajado, pues se puede repetir en cualquier momento. De hecho, pese a que el desastre del Prestige acapare nuestra atención, desastres como ese se replican por todo el Planeta.
20 años después, entre las actividades que programa la plataforma Nunca Mais encontramos el estreno de un documental ‘20 anos de dignidade’. ¡Deseosas de verlo! Igualmente, aquí están también esas otras afectadas por la industria petrolera, la comunidad de Meatzaldea, que en sus esfuerzos de hacerse oír también están difundiendo la película “Cuerdas”. En este caso, las afecciones provienen de la refinería de Petronor, la subsidiaria vasca de Repsol. Este cortometraje es candidato al mejor cortometraje de ficción de los premios Goya y será estrenado en Muskiz este 18 de noviembre. Sin duda ayudará a dar a conocer algunas de las muchas afecciones que conlleva la dependencia petrolera.
Derrames, una lacra planetaria
Pero como decimos, los derrames en este aniversario siguen siendo una realidad en todo el Planeta, todos ellos, como el Prestige a causa de la dependencia de recursos fósiles del sistema y nuestra.
Recientemente presenciamos uno de los mayores escape de gas de la historia, bajo el mar Báltico, el del gaseoducto Nord Stream. En realidad, fueron 4 escapes. Sin embargo, si lo pudimos percibir fue porque al ocurrir bajo el agua, el gas creaba una nebulosa blanca en el agua. Mientras que los escapes continuos de este combustible fósil que en los últimos años se ha ha convertido en el principal vector energético, pasan inadvertidos en la atmósfera. Se calculan que anualmente se liberan 380 millones de toneladas métricas de metano en todo el Planeta antes de su uso, mientras que los escapes de Nord Stream se estima que fueron de 100.000 a 500.000 toneladas. Debemos recordar, que el gas contiene sobre todo metano que tiene un 80% mayor efecto de calentamiento atmosférico que otros GEI ( «Millones de pozos de petróleo abandonados están perdiendo metano»).
Este escape fue noticia en la actual coyuntura y crisis energética, pero en 2011 ya se informaba de derrames de petróleo y gas en el Mar del Norte de uno por semana. Este escape conllevaría grandes impactos ambientales en el mar. Según el informe Don’t gas Africa – The Fossil Fuelled Fallacy publicado ahora para la COP27, «Cuando el gas se disuelve en el agua, por ejemplo, se vuelve tóxico para la vida marina y puede matar a los camarones y otros mariscos» (entendemos que también otra fauna y vegetación). Pero además se corre el riesgo de un incendio de grandes dimensiones sería aún peor consecuencia, como ocurrió el año pasado cerca de la plataforma Ku-Charly, o como ocurrió con el Deepwater Horizon también en el Golfo de México en 2010.

Con este accidente, preocupa el constatar que ante tales hechos las empresas no tienen como reparar sus tubos, si no es expulsando todo su contenido!
El último derrame petrolero en registrase ha sido este 4 de noviembre en la Patagonia argentina, en la zona de Vaca Muerta, una de las zonas más castigadas por la explotación petrolera, donde se extrae de forma no convencional. Como es norma, la empresa se apresuró en asegurar que el derrame estaba contenido pero como demostró el Observatorio Petrolero Sur (OpSUR), las imágenes satelitales mostraban que el derrame había superado los límites de la explotación.
El Observatorio Petrolero PUINAMUDT1 informaba de un derrame del Oleoducto Norperuano en la región de Loreto (Perú) el 22 de octubre, afectando los ríos Sapuchal y Huapapa, además de los lagos Tabacal y Capinurí, y el río Marañón. Estos son fuentes de uso y consumo de la comunidad kukama de San Pedro de Urarinas. Éste era el segundo derrame que afectaba a esta comunidad en 2022, siendo el anterior en marzo. Pero antes también sufrió incidentes similares en 2014, 2016 y 2018.

El 23 septiembre otro derrame fue provocado por Petroperú en el río Cuninico, que luego llegó hasta el río Marañón, uno de los más importantes afluentes del Amazonas. Esta vez también fue afectado e l territorio del pueblo kukama, más en concreto la comunidad de Cuninico, y con ello su salud y su seguridad alimentaria de las familias. Esta comunidad denunció falta de agua y abandono del Estado2, por lo que el 1 de noviembre iniciaron protestas para denunciar dicha inasistencia bloqueando el paso de embarcaciones en su zona correspondiente del río Marañón.
Como decimos, los derrames en la Amazonia peruana, como en la ecuatoriana, boliviana y colombiana son constantes. El estado peruano reconoce más de 1.002 derrames reconocidos en la selva y la costa en los últimos 30 años. En enero de este año también ocurrió un derrame cerca de la refinería de Repsol de Ventanilla, Lima. El accidente provocó una gran movilización ciudadana que cuestionó el actuar de las empresas petroleras y las instituciones, y la dependencia fosilista.
Parando prospeccciones en Argentina y RD Congo
Y mientras, nos seguimos organizando, nos seguimos coordinando y seguimos superando las fronteras y los obstáculos del Capital, intentando diseminar información e intentando poner freno al despropósito fosilista. Just Stop Oil! ¡Basta de Petróleo!
Porque dentro del drama, las comunidades y las luchas también tienen sus éxitos. En Argentina también un gran movimiento denominado Atlanticazo se ha opuesto a las prospecciones petroleras y su posterior explotación mar adentro de YPF, Shell y Equinor. Entre las numerosas afecciones que conllevaría esta actividad debemos incluir también los derrames (mar adentro). Este movimiento ya paralizó las actividades, como hicieron en Canarias, y ahora, en octubre, el Juzgado Federal Número 2 de Mar del Plata ratificó la medida.

Igualmente en la República Democrática del Congo organizaciones locales e internacionales iniciaron una acción legal contra la transnacional petrolera francesa Perenco este 9 de noviembre. En 2016 se modificó el código civil francés incluyendo la noción de «daño ambiental» (préjudice écologique) como nueva base de la responsabilidad civil. Los y las demandantes han utilizado esta innovación legal para denunciar por primera vez actos de contaminación ocurridos en el extranjero. En este caso exigen que Perenco repare los daños ambientales ambientales ocasionados en RD Congo como contaminación del aire, el suelo y el agua mediante la quema ilegal de gas, derrames de oleoductos viejos y de instalaciones petrolíferas, la incineración y el enterramiento de los residuos petrolíferos sin tratamiento previo…
20 años después del derrame del Prestige la industria fosilista (petrolera y gasista) sigue derramando y causando muerte en comunidades, ecosistemas y el Planeta. Pero también le seguimos plantando cara y buscando alternativas.
NOTAS:
1 PUINAMUDT: Pueblos Indígenas Amazónicos Unidos en Defensa de sus Territorios. observatoriopetrolero.org