La violencia post-electoral continúa en Brasil: el asesinato de Flávia

(Euskera) (English)

Dentro de la nueva ofensiva de la derecha fascista próxima al ex-presidente Jair Bolsonaro, continúa la violencia tras su derrota electoral. Sus seguidores achacan que hubo un fraude, cuando en realidad sí se contabilizan actos contra votantes del PT, como el impedimento a circular el día de las elecciones a votantes por la policía de tráfico (PRF) en su camino a los colegios electorales. Sus seguidores se han movilizado desde entonces realizando cortes de carretera (221 bloqueos!!), disparando a agentes de policía, persiguiendo a opositores, y han solicitado al ejército el que dé un golpe de estado para restaurar el gobierno. Bolsonaro no se ha posicionado públicamente, pero precisamente eso es lo que se le ha achacado, que su ausencia legitima esos actos y esa estrategia.

El 26 de noviembre Bolsonaro también participó en un acto del ejército, y en él saludó a manifestantes con una pancarta que leía «Bolsonaro, activa las Fuerzas Armadas contra el fraude en las urnas». Por lo que, él no lo ha pedido verbalmente pero sí con estos gestos o no rechazando actos que no pueden ser aceptados y que contradicen las reglas que el asumió en las elecciones.

El 26 de noviembre, Bolsonaro participó en un acto del ejército en el que saludó a los manifestantes que portaban una pancarta en la que se leía «Bolsonaro, activa las Fuerzas Armadas contra el fraude en las urnas».

En muchos aspectos recuerda a las situaciones vividas en los Estados unidos en 2020 tras la derrota de Trump y en la que grupos de personas tomaron el Capitolio para restaurar a éste en el gobierno.

Bolsonaro además está en proceso de dejar su cargo intentando sacar el máximo partido, como el repartir más beneficios entre la élite. El 3 de noviembre ordenó el pago de 7.863 millones de euros en dividendos a los accionistas de Petrobras,  una de las principales empresas públicas que intentó privatizar. La medida fue impugnada en los tribunales. Con ellos, En 2022, la previsión la distribución de dividendos para 2022 alcanzarían los 32.350 millones de euros, casi el doble de los distribuidos en 2021. Casualidad: la presunta corrupción en Petrobras fue el motivo que puso a Lula en la cárcel y que terminó con el gobierno de Dilma Rousseff.

La masacre de Aracruz: ¡Flavia presente!

El último y más cruel episodio se vivía el 25 de noviembre cuando un joven de 16 años entró en dos escuelas de Aracruz (Espirito Santo) y procedió a disparar indiscriminadamente. Portaba una esvástica, con lo que su militancia y objetivos son claros, y utilizó las armas de su padre, policía. Las personas asesinadas son 4 (dos profesoras y una niña de 12 años). Una de las últimas moría ayer después de ser herida: la profesora Flávia Amboss Merçom, de 38 años.

Flávia Amboss pertenecía al Movimiento de Afectadas por Represas de Brasil (MAB) por lo que queremos trasladar tanto al MAB como a su familia nuestra solidaridad. Entendemos que su muerte no es un hecho casual, sino que la intención clara del fascistas fue el atacar a la gente humilde, en una escuela pública (Escola Estadual Primo Bitti), y entra ellas, lo más frecuente es que estén organizadas en uno u otro grupo de izquierdas. El MAB hoy publicaba una nota agradeciendo «la solidaridad y en demanda de justicia» y terminando con un «¡Flavia presente!»

Con Flavia nos deja una activista contra las represas y que como profesora estuvo comprometida a la mejora de las condiciones de vida de las comunidades pesqueras y tradicionales de Espírito Santo. Pero también una persona preparada y comprometida desde la academia pues se había  licenciado en sociología y había realizado su tesis doctoral en Antropología este abril sobre el desastre de Samarco (Vale) (aquí se puede presenciar su defensa de esta tesis).

Este desastre minero aconteció en 2015 en Mariana (Minas Gerais), afectando a todo el cauce del río Doce a su paso por ese estado y luego por el de Espírito Santo donde también afecto a toda la costa, entre ellas Aracruz. Como consecuencia, miles de personas que vivían de la pesca perdieron su forma de vida, situación que hoy en día, mas de siete años después,  todavía no se ha superado. El MAB fue muy activo en este desastre brindado asistencia a las personas damnificadas, organizándolas y como principal denunciante. La UFMG (Universidad Federal de Minas Gerais) lamentaba también su pérdida, donde también  colaboraba con el Grupo de Estudios en Temáticas Ambientales (GESTA).

El asesino, pese a su edad, estuvo organizándose durante dos años, y no en vano actuó ahora, cuando los bolsonaristas llaman a tomar las armas y a la intervención del ejército.

La matanza también nos recuerda a esas que saltan en los medios de comunicación desde Estados Unidos, aunque, por las fechas (tras las elecciones) y la esvástica del perpetrador, ésta sí que tiene un talante político claro.

Este asesinato se suma al que tuvo lugar el 30 de octubre, tras darse a conocer la derrota por la mínima de Bolsonaro. Entonces, en Belo Horizonte, un seguidor de éste disparó a una familia que celebraban la victoria de Lula matando a dos de ellos. Por tanto, deducimos que por un lado están armados, pero por otro lado se creen legitimados a asesinar y que en el tiempo que Bolsonaro ha estado en el poder han gozado de inmunidad, que esperan recuperar.

Flávia es otra víctima mortal más del Movimiento de Afectadas por Represas (MAB) que se suma a Nicinha y Dilma Ferreira. A ellas también se sumó hace dos meses el asesinato de la activista del MAB Débora Moraes, en un crimen machista. Tampoco es casualidad que todas ellas sean mujeres, pues los embalses, como otras grandes infraestructuras afectan más a ellas, y por ello, éstas son muy militantes; y porque para los fascistas y extractivistas, la resistencia de la mujer resulta todavía más hiriente por su mentalidad machista.

La amenaza bolsonarista se extiende a otros activistas del MAB, como denunciaron hace poco, en especial a activistas de Congonhas donde existen veinticuatro represas, varias de ellas amenazando con colapsarse como ocurrió en Brumadinho y Mariana. También han sido amenazados líderes religiosos que acompañan estas luchas, porque contrastan también con el ideal supuestamente cristiano de los evangélicos que apoyan a Bolsonaro. Estos han sido acusados de satanistas e izquierdistas, y han sido objeto de campañas difamatorias que buscan el anularlos y con ello, anular también la resistencia que encuentran las grandes empresas en esos lugares.

20N, Día de la Conciencia Negra

El 20 de noviembre, con connotaciones tan fascistas para nosotras (aniversario de las muertes de Francisco Franco y el creador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, y asesinatos de militantes vascos por paramilitares Santi Brouard y Josu Muguruza), en Brasil es también especial por ser el Día de la Conciencia Negra. Como demuestra el hecho que nos incumbe y lo que ha sido el gobierno de Bolsonaro (y el anterior de Temer), Brasil sigue siendo profundamente racista, con una élite que en los últimos años no sólo demanda el poder sino la exclusión, y como en el caso de los indígenas, incluso el exterminio al negarles sus derechos y territorio.

Como el MAB también denuncia, «es peligroso el ser negro en Brasil». Su índice de homicidios es el doble que los blancos siendo muchísimos menos. La actual derrota de Bolsonaro tuvo lugar por la movilización de muchas personas negras e indígenas como reacción al racismo institucional del gobierno Bolsonaro.

Dentro de la ofensiva fascista, el 26 de noviembre un hombre blanco armado con un cuchillo, una porra y un perro guardián, golpeó cobardemente a un músico callejero afro-descendiente en el centro de Curitiba.

Por ello el MAB llama a la lucha estructural contra el racismo, para combatir el fascismo. La misma reivindicación la hacían activistas anti-fascistas en un artículo en CrimethInk: el fascismo se pelea en las calles. Porque el racismo que representa Bolsonaro, el fascismo, va ganando adeptos y presencia en la calles, y con ello, actos como el de ayer, los tiroteos en Aracruz, gozan de una legitimación social que nunca deberían tener.

La realidad es dura, porque este hecho demuestra que el bolsonarismo (sucesor del fascismo militar que gobernó Brasil de 1964 a 1985) no está dispuesto a abandonar todo el poder sin causar dolor. El PT no consiguió una victoria muy diferenciada, y el fascismo de Bolsonaro sumó casi la mitad del electorado, que corresponde a 60 millones de personas! De todos esos millones de personas, dada su procedencia social, recursos e intereses, existe una parte considerable dispuesta a luchar por él o por quien se alce como líder, y por re-instaurar un gobierno hegemonista. Sólo la presencia del pueblo en las calles y el rechazo internacional los detendrá.

Violencia es el método de la élite: Rondonia

A estos casos sumar la violencia que la élite utiliza y viene utilizando para imponer su voluntad, para garantizar el poder y los beneficios de unos pocos con respecto del colectivo, de la sociedad, de la mayoría. Entre muchos casos, llama la atención el del estado de Rondônia en el que operan milicias rurales que mantienen fuera a campesinos sin tierra y garantizan ésta a un terrateniente, Antônio Martins dos Santos, conocido como Galo Velho, que ni vive ahí sino en Brasilia. La milicia rural es un grupo parapolicial, formada por pistoleros y policías, con un presupuesto de 450 millones de reales, facilita la ocupación ilegal por terratenientes de tierras públicas.

En el otro lado 16.000 familias de trabajadores sin tierra que dejan sus muertos (en 2016 ocurrieron 18 asesinatos de activistas del MST de Rondonia – en 1996 ocurrió la masacre de Corumbiara con 10 asesinados), organizados en el MST (Movimiento Sin Tierra) que  lucha por la reforma agraria y por recuperar sus tierras desde hace tres décadas. Aquí también, este conflicto proviene de la concentración de la tierra promovida por la dictadura militar, que hizo muy grandes a unos, y que ahora con Jair Bolsonaro en el poder fueron respaldados. No en vano Bolsonaro calificó a los y las  Sin Tierra de «grupo terrorista».

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