Ana Cecilia Dinerstein (CLACSO)
CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales) publicó en 2021 el trabajo de Ana Cecilia Dinerstein[1], sobre la Marea Verde argentina que consiguió un proyecto de ley que sanciona el derecho legal al aborto. “La creciente marea verde: la lucha por la justicia reproductiva en Argentina” (PDF) fue publicado dentro de los “Cuadernos del pensamiento crítico latinoamericano”. Contiene una introducción por la autora y una entrevista con María Alicia Gutiérrez[2] (integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto legal, Seguro y Gratuito) realizada por la misma.
La creciente marea verde: la lucha por la justicia reproductiva en Argentina[3]
El año 2020 terminó de manera triunfal para el movimiento feminista en Argentina. Tras una pelea constante y decidida, liderada por mujeres, el Congreso argentino aprobó un proyecto de ley que sanciona el derecho legal al aborto. A partir del 24 de enero, toda persona con capacidad de gestar (es decir, mujeres cis, personas no binaries y trans) puede acceder a lo dispuesto en la nueva Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE, ley 27.610). Quienes deseen abortar pueden hacerlo ahora en un hospital público hasta la decimocuarta semana de embarazo sin necesidad de explicar las causas o dar razones. El país ha comenzado a reorganizar la salud pública para implementar el nuevo protocolo para la atención integral de las personas con derecho a la interrupción legal del embarazo. En este artículo, exploro la historia y el contexto de la lucha argentina por el aborto, e incluyo luego mi entrevista con María Alicia Gutiérrez, integrante de larga data de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito y profesora de salud reproductiva en la Universidad de Buenos Aires.
La génesis del movimiento
Antes de la aprobación de la IVE, las mujeres no tenían acceso voluntario al aborto legal en Argentina. Es decir, había acceso al aborto (ILE) aplicando las causales del Código Penal junto con la Resolución del Fallo FAL 2012 de la Suprema Corte de Justicia. Existian los protocolos de acceso a ILE con validez ministerial y en contadas ocasiones se hicieron excepciones en el caso de violación o peligro para la salud de la mujer. Incluso entonces, la decisión final recaía en las y los profesionales de la salud, quienes podían negarse a realizar un procedimiento por creencias religiosas o para evitar acciones penales y la posible pena de prisión. Eso, sin embargo, nunca sirvió para que se dejaran de practicar abortos y solo sirvió para aumentar el riesgo de autolesiones y muerte[4]. De hecho, el aborto clandestino es la principal causa de mortalidad materna en Argentina, y los datos del Ministerio de Salud (2018) señalan que se realizaban casi 500.000 intervenciones ilegales por año. En 2016, hubo 245 muertes maternas, 43 de ellas producidas por abortos ilegales. Se trataba de un tema de salud pública urgente en Argentina, al igual que en el resto del mundo. La Organización Mundial de la Salud estima que se practican “alrededor de 22 millones de abortos inseguros por año en el mundo, el 98% en economías en desarrollo. Esos abortos provocan 47.000 muertes por año, y dos tercios de ellos se producen en África”.[5]
El movimiento feminista peleó durante mucho tiempo por el derecho al aborto legal en Argentina: el proyecto aprobado fue el séptimo proyecto de ley presentado ante el Congreso. Si bien la lucha se había intensificado en los últimos 15 años, adquirió renovadas energías y urgencia hace unos tres años, cuando grupos feministas lanzaron una nueva ofensiva para dejarle en claro a los políticos que las mujeres y la sociedad estaban listas para el cambio. La Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito reunió a militantes sociales, feministas, mujeres, LGTB + y la comunidad trans en una plataforma compartida. En 2018, a pesar de la oposición de la Iglesia católica y otros grupos religiosos, el expresidente, el conservador Mauricio Macri, declaró en su discurso inaugural[6] ante el Congreso que era necesario reabrir el debate sobre el aborto. Reconoció la creciente conciencia social sobre el aborto legal, no solo como una cuestión de derechos de la mujer, sino también como una cuestión de salud pública. Ese mismo año, la Campaña presentó una petición al Congreso y reunió 71 firmas de parlamentarios con diferentes afiliaciones políticas, suficientes para garantizar que el tema se debatiera en el parlamento. Fue un gran paso hacia adelante que concluyó con la aprobación del proyecto de ley a finales de 2020.
Concienciación y divulgación
El inspirador lema de la Campaña Educación para decidir; anticonceptivos para no abortar; aborto para no morir está compuesto por tres máximas claras, razonables y motivadoras, que ahora se ven reflejadas en la nueva legislación. En contraste con los grupos fundamentalistas de los grupos religiosos de derecha sobre el papel de la mujer en la sociedad, la Campaña promueve el acceso a la educación sexual para ayudar a las mujeres a decidir sobre su propia salud reproductiva, para que entiendan y controlen sus cuerpos. También exige que los anticonceptivos sean de fácil acceso para evitar los abortos, y que cuando fallen las dos primeras instancias, el aborto sea una opción.

Además de la campaña de concienciación, las manifestaciones fueron una parte importante de la estrategia de movilización del movimiento feminista. El colectivo feminista Ni Una Menos[7] aportó a la Campaña incluyendo la cuestión del aborto en cuatro de sus marchas. Ni Una Menos argumenta que la criminalización del aborto debe entenderse como parte del problema más general de la violencia contra las mujeres, ya que los casos de violación, secuestro y abuso sexual, psicológico y económico han aumentado vertiginosamente en Argentina.[8] El punto clave aquí es que, en un sentido más amplio, las luchas en torno a la reproducción social son, de hecho, las luchas por reproducir la sociedad misma. La violencia contra la mujer daña a toda la sociedad y es una emergencia sanitaria mundial. La continuidad de la vida en este planeta depende de la erradicación de esa violencia. La guerra contra el cuerpo de la mujer no es una anomalía, sino, de hecho, una parte inalienable de la sociedad contemporánea, dominada por el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado. El patriarcado inflinge su violencia contra las mujeres mediante la «negación deliberada de servicios médicos disponibles y necesarios», incluido el aborto, lo cual ha sido clasificado en un informe reciente de las Naciones Unidas como una forma de tortura.[9]
Debates en el Congreso
El primer debate legislativo importante acerca de la legalización del aborto tuvo lugar en la Cámara de Diputados en junio de 2018. Personas expertas, militantes, la clase política y el público en general realizaron presentaciones extensas y profundas frente a los y las diputadas para ayudarlos y ayudarlas a tomar una decisión informada sobre el tema. En sus propias palabras, nuestra entrevistada, María Alicia Gutiérrez, experta en salud reproductiva y una de las líderes de la Campaña, comunicó algo vital a los representantes: el derecho al aborto seguro y gratuito es un derecho colectivo que responde al reclamo más general de justicia reproductiva. Fue un llamamiento a situar la discusión en el contexto histórico más amplio de las relaciones patriarcales y coloniales, y a aventurarse más allá de la cómoda familiaridad de la idea liberal de «elección» en pos de una intersección de clase y raza que sea más precisa y rigurosa desde lo intelectual.
Históricamente, el tema de la anticoncepción ha sido interpretado y experimentado de manera contrastante por las mujeres según su clase y la racialización. Al comentar el trabajo de Angela Davis, Barbara Sutton sostiene que el aborto es un tema complejo que los movimientos feministas no siempre han comprendido bien. En el pasado colonial, «[mientras] que las mujeres blancas económicamente privilegiadas no querían ser forzadas a la maternidad (y por lo tanto exigían el derecho al aborto), a las mujeres de color se les impedía tener hijos (por ejemplo, mediante la esterilización forzada)».[10] Consciente de ese pasado, la Campaña feminista en Argentina ha incluido deliberadamente el tema de la clase en su perspectiva acerca del aborto y ha trabajado en estrecha colaboración con grupos de diversidad de género para hacer posible que no solo las mujeres sino “todas las personas con capacidad de gestar” se beneficien de la legislación, en coincidencia con los principios de la Ley de Identidad de Género, que permite que los hombres trans puedan abortar.
El crecimiento de la marea verde: redefiniendo la militancia
María Alicia señala que el logro más importante de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito ha sido la insistencia en un análisis interseccional de los impedimentos a la libertad reproductiva. Eso ayudó a alcanzar la despenalización “social” del aborto incluso antes de que se aprobara el proyecto de ley y se legalizara el aborto. Se abrieron espacios interseccionales donde mujeres de todas las edades y razas, gays y lesbianas, la comunidad no binaria y trans, así como el público en general aportaron sus diversas perspectivas a la Campaña y colaboraron a que la sociedad en general reconociera y aceptara la importancia de la educación sexual, la salud pública reproductiva y el aborto legal, seguro y gratuito.

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Si bien el trabajo analítico de la Campaña se caracterizó por el rigor intelectual, su estrategia de divulgación y comunicación también supo emplear un simbolismo particularmente fascinante. Las mujeres y otres aliades, con sus pañuelos verdes en el cuello, la cabeza y las muñecas se convirtieron en una imagen omnipresente de la presencia pública de la Campaña desde sus comienzos, en 2005. El pañuelo verde representa la vida y la esperanza y evoca poderosamente a las Madres de Plaza de Mayo, un grupo de mujeres cuyos hijes fueron secuestrades y desaparecides durante la última dictadura (1976-1982). Las Madres empezaron a usar pañuelos blancos para llamar la atención sobre la trágica agonía que padecían. Del mismo modo, las mujeres con pañuelos verdes convirtieron la lucha por el derecho al aborto en un ajuste de cuentas nacional. Cuando los representantes debatieron la ley en la Cámara de Diputados en 2018, las y los manifestantes envolvieron la zona alrededor del edificio del Congreso como una marea verde. Se convirtieron en protagonistas de su destino en lugar de someterse al juicio de la Iglesia Católica y otros grupos seculares y religiosos antiaborto en lo que respecta a sus derechos reproductivos. Fue una vigorosa recreación de luchas en las que las mujeres han estado a la vanguardia de la resistencia revolucionaria, tanto como impulsoras como propiciadoras de los movimientos, y claramente visibles en el frente de batalla.[11]
El esfuerzo y la energía de la Campaña por la legalización del aborto llevó a que el 14 de junio de 2018 el proyecto de ley pasara en la Cámara de Diputados, después de una apretada votación (129 votos a favor, 125 en contra). Lamentablemente, el proyecto fue rechazado en el Senado, que representa a las provincias. Eso sucedió a pesar de que las encuestas de opinión mostraban un fuerte apoyo al proyecto de ley y a pesar de la presencia de casi un millón de personas en las calles. La Iglesia Católica y el movimiento anti-derechos habían ganado la primera ronda. Pero, el esfuerzo paciente y constante de la Campaña durante los dos años siguientes rindió frutos cuando el Senado volvió a considerar el proyecto de ley y lo aprobó en una votación de 38 votos a favor y 29 en contra: el aborto seguro, legal y gratuito se convirtió en un derecho legal en Argentina.
Cuando hablé con María Alicia Gutiérrez, me contó que el gobierno de Alberto Fernández le había asegurado a la Campaña que trabajaría urgentemente en la implementación del nuevo proyecto de ley, y que el Presidente consultaría a la Campaña, al movimiento feminista y a las organizaciones sociales durante el proceso. Mi primera pregunta, naturalmente, fue sobre la sinceridad de esa promesa.
Ana Cecilia Dinerstein: ¿Confía en el presidente?
María Alicia Gutiérrez: Bueno, creo que es razonable que confiemos en él porque el presidente Fernández ha estado trabajando para que las mujeres tengan acceso a la IVE y con otros temas de salud reproductiva, a pesar del confinamiento impuesto por el COVID-19. Independientemente, muches de nosotres en la Campaña pensamos que las organizaciones sociales necesitan establecer un sistema de monitoreo independiente en asociación con organizaciones autónomas de todo el país, para supervisar la implementación concreta de la ley a nivel nacional. Eso es muy importante. Nosotras, obviamente, queremos que el gobierno desarrolle e implemente una estrategia de comunicación sólida y amplia para asegurarse de que las mujeres y demás personas beneficiarias de la ley aprendan y comprendan el alcance de la ley y sus beneficios. Se trata de un derecho social. Después del éxito y una pequeña celebración de la victoria, no hemos podido volver a encontrarnos como Campaña porque estamos agotadas, y nos hemos tomado un descanso durante las vacaciones de verano. Sin embargo, en marzo tendremos nuestro Plenario Nacional Anual, que es nuestra plataforma para la toma de decisiones, para explorar estrategias de seguimiento.
ACD: El movimiento por el aborto legal en Argentina ha tenido que enfrentarse a una intensa oposición de la Iglesia (incluido el Papa), los partidos políticos conservadores y sus patrocinadores corporativos y demás partidarios. ¿Cuáles cree que fueron las razones principales por las que el movimiento pudo resistir esa fuerte oposición y, a pesar de todo, en definitiva, tener éxito?
MAG: Bueno, los grupos conservadores y fundamentalistas nos han estado presionando durante décadas. En los 90, era principalmente la Iglesia Católica. Sin embargo, nuevos grupos pentecostales fundamentalistas y otros grupos pseudoreligiosos también comenzaron a boicotear la Campaña. Algunos de ellos están muy bien organizados y son violentos, incitan al odio, acosan y difaman a las militantes feministas y al feminismo. Nuestro éxito tiene que ver con tener una organización sólida a la par que flexible, y hemos adoptado una estrategia horizontal que también ha sido plural. Tenemos una red nacional, con alianzas estratégicas con una variedad de grupos en diferentes momentos durante los últimos quince años de nuestra existencia. La Campaña ha sido una iniciativa democrática, lo más democrática que se puede en un movimiento tan variado y con tantas personas involucradas.
Nuestras acciones, a lo largo de los años, han sido horizontales y rizomáticas. Las diferentes organizaciones que integran la Campaña emprenden acciones independientes de ser necesario, pero también coordinan acciones colectivas para apoyar el proceso de organización de la Campaña. Permítame darle algunos ejemplos: la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir brinda ayuda y acceso a información sobre derechos sexuales y reproductivos; nuestros compañeros y nuestras compañeras en la abogacía trabajaron sobre la autorización para interrumpir el embarazo que existía anteriormente en el Código Penal; y una enorme red de docentes participó del programa de Educación Sexual Integral (ESI) que es ley desde 2006. Asimismo, los Encuentros Nacionales de Mujeres ocurren desde hace 38 años, y han sido siempre espacios pedagógicos ubicados en la intersección de diversos temas y problemas y enfoques feministas. Resumiendo, el éxito de nuestra Campaña tiene que ver con la dedicación, organización y divulgación a través de los medios, con el trabajo con periodistas feministas y con investigar mucho sobre el tema para respaldar nuestros argumentos. Desde el comienzo de nuestra pelea comprendimos la necesidad de la interseccionalidad y también sabemos que somos un movimiento intergeneracional. Todo eso genera conflicto pero también produce sinergias muy creativas porque nos apoyamos en la historia, la experiencia y las nuevas ideas.

ACD: A medida que pasa el tiempo, la crítica feminista al capitalismo colonial y patriarcal se vuelve cada vez más fuerte y poderosa. También se ha vuelto menos teórica y más práctica y concreta. En su opinión, si la democracia les falla a las mujeres, no se puede llamar democracia. El feminismo global es el único movimiento que lucha simultáneamente contra el patriarcado, la heterosexualidad, la discriminación racial, el capitalismo y el colonialismo. Es un momento increíblemente emocionante para las mujeres de América del Sur. Las mujeres de Brasil, Chile y Colombia se están movilizando e ideando sus propias campañas. Como resultado de eso, la clase política de derecha en el poder está sintiendo la presión. Por ejemplo, el 21 de enero, el Partido Nacional de Honduras y el Congreso hondureño aprobaron una reforma del artículo 67 de la Constitución Nacional el cual protege legalmente la prohibición absoluta del aborto, para evitar que sea permitido en el futuro. ¡Es prohibir algo que ya está prohibido! ¿No es prueba eso del temor a que el éxito de la Campaña en Argentina pueda producir un efecto cascada en la región?
MAG: Sí. Aunque el aborto legal ya existe en algunos países de Latinoamérica, Argentina es el primer país grande de la región en tenerlo. Su implementación en todo el país beneficiará a muchas personas. Creo que la nueva ley tendrá resonancia en el resto de la región y, sobre todo, ayudará a apoyar la lucha regional contra la nueva ola conservadora fundamentalista, que avanza lenta pero firmemente en la región.
ACD: Continuando con la pregunta anterior, ¿las estrategias de comunicación de la Campaña son lo suficientemente fuertes y creativas para perdurar más allá de la victoria? ¿Pueden ser aplicadas universalmente? ¿Es factible que otros movimientos las adopten?
MAG: Nuestra militancia fomenta la pluralidad y la diversidad, e intenta adecuar las estrategias a las situaciones políticas y sociales; la militancia está al servicio del pueblo. La Campaña, larga e inmensa, ha sido sostenida en todo el país por personas que voluntariamente han ofrecido sus conocimientos en medicina, derecho, comunicación, internet, arte y diseño, e investigación social y médica. También fue bueno contar con gente que podía repensar y reescribir los argumentos y presentarlos a públicos distintos, incluido el Congreso, en formas y formatos relevantes. Sobre todo, hemos construido alianzas con otros movimientos complejos y, como era de esperar, hemos tenido que lidiar con una gran cantidad de desacuerdos.
Como ya sabe, a excepción de Uruguay, Cuba y dos estados de México, el aborto está prohibido o restringido en toda la región. Eso ha creado una sólida conexión entre la Campaña y las feministas del resto de Latinoamérica y el Caribe. En la década de 1990, creamos una Campaña regional para la legalización del aborto en Latinoamérica, Centroamérica y el Caribe (Campaña 28 de Septiembre). Esa Campaña regional apoya todas las luchas feministas en sus diferentes formas, en diferentes niveles. Hasta 2017 se coordinó desde Nicaragua. Pero, posteriormente, la coordinación regional fue asignada a Argentina precisamente por la movilización masiva que se estaba dando en nuestro país. En ese sentido estamos en constante diálogo con campañas de diferentes países. Adoptamos el pañuelo verde en toda la región, aunque cada país tiene su propio lema y su propia estrategia de comunicación. Buscamos continuamente maneras de trabajar por los mismos objetivos y respetar la singularidad de las diferentes campañas.
ACD: ¿Puede contarnos más sobre los nuevos grupos ultraconservadores llamados ‘celestes’? Después de la victoria, ¿anticipan resistencia de su parte? ¿Cómo se están preparando para afrontar esa posibilidad?
MAG: Lo que unifica a todos los grupos conservadores fundamentalistas es su ataque a lo que llaman ideología de género. Acusan a feministas, LGTBQ + y personas transgénero de destruir el orden social. Es importante señalar dos cosas: primero, que a diferencia de las afirmaciones de la Iglesia Católica, sus argumentos no son necesariamente religiosos. Han pasado de narrativas eclesiásticas dogmáticas a un discurso basado en la ciencia, los derechos y la ética que les permite criticar al sistema político, las políticas públicas y los derechos civiles por su ineficacia para resolver la pobreza, el desempleo y la necesidad de condiciones de vida dignas. Juegan el «juego democrático» para intentar influir en el sistema democrático. Es por eso que esos nuevos grupos se identifican con uno de los colores de la bandera argentina, el celeste, de ahí ‘celestes’. El segundo tema importante, junto con el anterior, es que sus argumentos no están dirigidos únicamente contra el aborto. Promueven un proyecto de civilización con el objetivo último de recuperar un orden conservador imaginado que cambiaría la economía, la política y la sociedad. Quieren intervenir en la política sexual, con un retorno a la «familia sexual» con roles complementarios tradicionales para hombres y mujeres. Acusan a las feministas de destruir la posibilidad de crear un paraíso conservador ideal que solo existe en sus mentes. Continuarán impulsando esa fantasía en la esfera pública, y nos estamos preparando para identificar sus argumentos y responderles en los medios y en las calles.[12]
ACD: Eso me da curiosidad acerca de la relación de la Campaña con los medios de comunicación. ¿El movimiento se vio obligado a crear canales de creación y divulgación de mensajes subversivos e insurgentes, desafiantes de los medios corporativos? ¿Intentaron crear una narrativa alternativa creíble y accesible para proyectar una visión de un nuevo futuro en la mente de la gente en general y de las mujeres en particular? ¿Qué tipos de medios de comunicación existentes se utilizaron para promover esos objetivos?
MAG: Los grandes medios nunca nos prestaron atención antes de 2018, cuando el debate sobre la legalización del aborto se abrió a audiencia pública en la Cámara de Diputados. Esa fue una llamada de atención enorme para los medios. Y, luego, a partir de febrero de 2018, nos contactaron mucho para que explicáramos nuestra posición. Tuvimos que elaborar una estrategia: decidimos conceder entrevistas únicamente de a dos en lugar de hacerlo solas, y siempre llevábamos a profesionales de la medicina para que explicaran todos los detalles «científicos» y para parecer «respetables» en la televisión. En la medida de lo posible, intentamos rotar a quienes nos representaban en las entrevistas para evitar concentrar la atención en personalidades. Llevamos a mujeres militantes, preferiblemente jóvenes, a presentar y defender nuestros argumentos en la radio y la televisión. También elaboramos un dossier con los argumentos clave de la Campaña para un aborto legal, seguro y gratuito, y lo distribuimos ampliamente. En ocasiones, cuando los medios dominantes nos retiraban el apoyo, utilizámos medios alternativos, que en Argentina están bien desarrollados (por ejemplo, la radio). Es muy importante señalar que la Campaña armó un grupo de trabajo de comunicación sólido, dedicado a crear un nuevo lenguaje sobre el aborto, destacando la justicia reproductiva, la salud pública y la educación. También desarrollamos nuestra propia estética. En 2018, la red de periodistas feministas que había acompañado gran parte de la campaña, y que pertenecían a las principales empresas de medios como Clarín y La Nación nos ayudó a difundir nuestros objetivos e información y también nuestros argumentos a todo el país.
ACD: ¿Cómo se financió la Campaña? ¿A través de crowdsourcing y otros medios independientes? ¿Hubo presión para adueñarse del movimiento a través del ofrecimiento de recursos financieros? ¿Pueden otros movimientos aprender de sus experiencias?
MAG: La Campaña siempre ha tenido recursos económicos muy limitados; recibimos donaciones de otras organizaciones feministas. Pero en 2017, comenzamos a notar que particulares y otras organizaciones más grandes querían donarnos dinero. Pero me parece que, más allá del hecho de que el dinero siempre resulta útil para mantener la infraestructura de la Campaña, en particular la comunicación y la divulgación, muchas de nuestras actividades son gratuitas, llevadas a cabo por militantes. Otros movimientos pueden aprender de nuestra experiencia, pero es simplemente una experiencia de militancia. Las personas son elegidas internamente para realizar diferentes tareas y todo lo que hacemos es un trabajo profundamente voluntario y, por lo tanto, no remunerado. Estamos unidas por objetivo muy deseado: en este caso, la legalización del aborto. Es cierto que se necesitan recursos para financiar determinadas actividades e infraestructura. Pero todas tenemos trabajos y contribuimos a la Campaña después de hora, haciendo lo que haga falta. Lo que podríamos ofrecer a otros movimientos es nuestra experiencia de paciencia y tolerancia ante todo tipo de diferencias y desafíos en cada uno de los grupos de trabajo.
ACD: ¿Hay alguna tendencia emergente en la que se crucen el movimiento feminista y la lucha contra la degradación ambiental y el cambio climático? ¿Cree que los dos movimientos podrían colaborar más y beneficiarse mutuamente? ¿Cómo ve al ecofeminismo en el contexto del éxito de la Campaña?
MAG: Esa pregunta es bastante difícil. No sé decir con precisión si existen cruces entre el movimiento feminista argentino y la lucha contra la degradación ambiental y el cambio climático, que se puedan identificar en una alianza visible. Pero, es cierto que muchos grupos feministas están involucrados en luchas ambientales contra el extractivismo y el fracking. Están a la vanguardia de la lucha contra los incendios, contra el monocultivo de soja, etc. En Buenos Aires, hay una nueva alianza entre feministas y grupos ambientalistas en la lucha contra la privatización de espacios públicos a lo largo de la costa del Río de la Plata. Tenemos que trabajar para lograr una mayor colaboración y charlar con las organizaciones ambientales acerca de beneficios mutuos. Creo que las feministas y otros grupos tienen que repensar sus estrategias políticas porque el avance de los grupos fundamentalistas conservadores es bastante alarmante. Si bien se expresan en contra de la ideología de género, el interés de esos grupos conservadores es construir una civilización nueva y diferente. Han concebido un modelo profundamente conservador, con rasgos claramente fascistas que les permitirían realizar cambios sistémicos. Eso es extremadamente peligroso. Lo que acaba de suceder en EE. UU. con los partidarios de Trump muestra que la estrategia de los fundamentalistas es vaciar la democracia desde adentro, utilizando el discurso de los derechos humanos para erosionar e inhabilitar la estructura sobre la que se apoyan los derechos humanos. Y sus estrategias de comunicación son muy efectivas. Entonces, me parece que los movimientos sociales, ambientales y feministas tenemos que repensar colectivamente nuestras luchas. No estoy diciendo que sea necesaria una única lucha universal. Pero sí necesitamos cierto grado de consolidación de la resistencia; unificar la lucha detrás de una estrategia común. Lo difícil es asegurarse de que las luchas específicas continúen avanzando en pos de sus objetivos, y al mismo tiempo elaborar estrategias para un esfuerzo más integral. En la actualidad, militantes e intelectuales en toda la región estamos reflexionando sobre eso.
[1] Ana Cecilia Dinerstein enseña sociología y teoría crítica, teorías feministas y decoloniales en la Universidad de Bath (Reino Unido). Su investigación sobre la «política global de la esperanza» conecta la filosofía de esperanza de Bloch con la praxis autónoma de los movimientos sociales y de base. Es integrante del grupo nuclear de Global Tapestry of Alternatives (https://globaltapestryofalternatives.org). Ha publicado The Politics of Autonomy in Latin America: The Art of Organising Hope (2015), Women Theorising without Parachutes (compiladora, 2016); Against a Closing World (co-compiladora, 2019) y World Beyond Work? (co-autora, 2021) e Integrante del Grupo de Trabajo CLACSO Estados en disputa.
[2] María Alicia Gutiérrez es socióloga, investigadora y profesora de Género y Salud Reproductiva en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Es integrante (líder) de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en Argentina y Co-coordinadora del Grupo de Trabajo CLACSO Red de género, feminismos y memorias de América Latina y el Caribe.
[3] Publicado originalmente como ‘The rising green tide: Fighting for reproductive justice in Argentina, en Radical Ecological Democracy el 8 de febrero de 2021: https://www.radicalecologicaldemocracy.org/the-rising-green-tide-fighting-for-reproductive-justice-in-argentina/. Traducción: Victoria Boano.
[4] Ana C Dinerstein y Lucía Cirmi Obón (2018). Argentina votes to legalise abortion in latest victory for global feminism. The Conversation. Recuperado de: https://theconversation.com/argentina-votes-to-legalise-abortion-in-latestvictory-for-global-feminism-98299
[5] Cisne, V. Vaz Castro y G. Cavalcante de Oliveira. (2018) Unsafe abortion: a patriarchal and racialized picture of women’s poverty. Katálysis, vol. 21, n. 3, p. 452-470, set./dez.
[6] Ver el discurso inaugural del expresidente (2018): https://www.abc.es/internacional/abci-macri-partidario-abrir-debate-sobre-despenalizacion-aborto-201803020144_noticia.html
[7] Leer más: https://www.theguardian.com/global-development/2020/jun/04/niunamenos-five-years-on-latin-america-as-deadly-as-ever-for-women-say-activists
[8] Ana Cecilia Dinerstein y Lucía Cirmi Obón (2018). ‘Argentina votes to legalise abortion in latest victory for global feminism. The Conversation. Recuperado de: https://theconversation.com/argentina-votes-to-legalise-abortion-in-latestvictory-for-global-feminism-98299
[9] M. Chesney-Lind y S. Tonmia Hadi (2017). Patriarchy, Abortion, and the Criminal System: Policing Female Bodies. Women & Criminal Justice 27(1):73-88. Doihttps://doi.org/10.1080/08974454.2016.1259601
[10] Barbara Sutton (2019). Thinking about Reproductive Justice. Recuperado de: https://www.albany.edu/sites/default/files/2019-06/REVISED-FINALThinkingReprodJustice%20%28Sutton%29.pdf
[11] Ana Cecilia Dinerstein y Sarah Amsler (2917). Women on the Verge: The Essence of feminist struggle. ROAR Magazine. Accessible: https://roarmag.org/essays/women-on-the-verge
[12] Un ejemplo puede encontrarse en esta entrevista con María Alicia Gutiérrez: ‘Quiénes son los nuevos celestes y su retórica laica, publicada en Página 12 el 28 de diciembre de 2020: https://www.pagina12.com.ar/313972-quienes-son-los-nuevos-celestes-y-su-retorica-laica
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