Uso bélico del agua por Turquía en Rojava está aumentando el riesgo de COVID-19

(Foto: UNICEF) Publicado por Co-operation in Mesopotamia – Traducido por A Planeta.

Stephen Delahunty informa sobre el corte del suministro de agua en el noreste de Siria, una medida que equivale a un crimen de guerra, y lo que esto significa para la pandemia del Coronavirus en el país. Este informe se publica nuevamente aquí desde el Rojava Information Centre. Fue publicado originalmente por el Byline Times el 24 de abril de 2020. En el momento en que se escribió este informe, sólo se había identificado un caso de COVID-19 en la región. Desde entonces, esto ha aumentado a cinco casos confirmados y una muerte.

Más de un millón de personas en las zonas controladas por activistas kurdas en el noreste de Siria corren el riesgo de sufrir un brote masivo del Coronavirus, ya que los grupos apoyados por Turquía cortan repetidamente el suministro de agua a una región en la que los servicios de salud ya están gravemente dañados por casi una década de guerra.

Infraestuctura para el transporte de agua de Alouk dañada por ataques

Las fuerzas turcas comenzaron a ocupar zonas a lo largo de su frontera con Siria después de que las fuerzas estadounidenses se retiraran de la región en octubre pasado. Entre ellas se encuentra la estación de agua de Alouk, situada en la zona rural oriental de la ciudad de Ras al-Ain (Sere Kaniye), que es una importante manatial utilizado por los residentes de las zonas circundantes, entre ellas Hasakah, Til Timir y los campamentos de desplazados de al-Hol y al-Arishah.

Los grupos apoyados por Turquía han cortado repetidamente el suministro desde principios de año, expulsando a los trabajadores de la estación como medio para exigir que las autoridades locales dirigidas por los kurdos proporcionen más electricidad a las zonas bajo su control, antes de permitir que el agua vuelva a fluir.

La organización sin fines de lucro Centro de Información de Rojava ya ha documentado el ataque sistemático a la infraestructura sanitaria y de agua por parte de las fuerzas turcas de ocupación. Además, el cierre del único paso de ayuda de las Naciones Unidas en el noreste de Siria ha dejado a la región autónoma en una situación de extremo riesgo por el Coronavirus.

La falta de reconocimiento internacional de la Administración Autónoma (AA) significa que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se niega a prestar apoyo directo a la región, con lo que ésta depende de sus propios recursos cada vez más escasos y de la ayuda que se canaliza a través del régimen de Bashar al-Assad, de la que poco llega al noreste del país.

Hasta ahora sólo se ha confirmado una muerte relacionada con COVID-19 y se han identificado alrededor de una docena de posibles casos de Coronavirus, pero la falta de capacidad para realizar pruebas indica que es probable que la cifra real sea mucho mayor.

Sólo dos de los 11 hospitales públicos permanecen intactos tras la guerra con el ISIS y la invasión turca, mientras que sólo 26 de los 279 centros de salud pública siguen funcionando. La región sólo tiene cinco máquinas de prueba de PCR equipadas para analizar el virus.

Además, sólo hay un ventilador por cada 100.000 personas y las autoridades kurdas prevén una tasa de mortalidad en los campamentos de refugiados y centros de detención de al menos el 10%.

El agua como arma política

Sozda Ahmed, copresidente de la Oficina de Aguas del cantón de Hasekah, explicó que está trabajando en una estación de bombeo de agua sustitutiva que se utilizará cuando Turquía corte el flujo desde Alouk.

«Nuestro objetivo es cavar 50 pozos», dijo. «Aunque no puede reemplazar completamente a Alouk, nuestra gente no se arriesgará a morir de sed. Cavamos un pozo como experimento, y descubrimos que el agua cumple con las normas internacionales para beber. Sin embargo, este proyecto sólo podrá producir el 30% de la capacidad de Alouk, que sirve a 1,2 millones de personas. Es una solución provisional, para cuando Turquía corte el flujo de agua».

La OMS recomienda 20 litros de agua por persona y día, pero los residentes de la región sólo tenían acceso a siete litros por persona y día incluso antes de que estallara la pandemia.

«Mantenernos limpios es la base para protegernos contra el Coronavirus», añadió Ahmed. «Si no hay agua, y la gente no puede limpiar, se crea una gran oportunidad para que el Coronavirus se propague en nuestra ciudad. Comenzamos grandes operaciones de limpieza y desinfección cuando el Coronavirus apareció en la región, pero desafortunadamente no tenemos suficiente agua para continuar con estos esfuerzos una vez que la hemos distribuido a todas las personas en el área afectada».

Planta de distribución de agua de Alouk

Restringir el acceso al agua es un crimen de guerra

Human Rights Watch (HRW) ha pedido a las autoridades turcas que hagan inmediatamente todo lo posible para reanudar el suministro de agua a través de la estación de bombeo de agua de Alouk.

Afirma que el hecho de que las autoridades turcas no garanticen un suministro de agua adecuado a las zonas controladas por los kurdos en el noreste de Siria está comprometiendo la capacidad de los organismos humanitarios para preparar y proteger a las comunidades vulnerables durante la crisis de COVID-19.

«En medio de una pandemia mundial que está sobrecargando los sofisticados sistemas de gobernanza e infraestructura, las autoridades turcas han estado cortando el suministro de agua a las regiones más afectadas de Siria», dijo Michael Page, director adjunto para el Oriente Medio de HRW. El Gobierno de Turquía no ha respondido a una solicitud de comentarios pero, en virtud de las normas internacionales de derechos humanos y las leyes de la guerra, todas las partes en un conflicto armado deben proteger los objetos indispensables para la supervivencia de la población civil, incluidos los necesarios para el abastecimiento de agua.

Las normas internacionales de derechos humanos también obligan a los gobiernos y a las autoridades de facto a respetar el derecho al agua y a garantizar que las personas puedan disfrutar de agua y saneamiento limpios, disponibles, aceptables, accesibles y asequibles.

Thomas McClure, investigador del Centro de Información de Rojava con sede en Siria, ha pedido a la OMS que trabaje directamente con la AA para proporcionar equipos de prueba, más máquinas de PCR y ventiladores, y que se permita a las ONG que prestan servicios de primera línea el acceso al Plan Mundial de Respuesta Humanitaria COVID-19.

«Turquía debe dejar de cortar inmediatamente el flujo de agua de la estación de agua de Alouk y dejar hasta un millón de personas sin acceso a agua potable limpia, ya que esto constituye un crimen de guerra y empeorará gravemente el impacto del Coronavirus en la región afectada».

Cooperación en Mesopotamia es un proyecto de la Asociación de Economía Solidaria.

Asociación de Economía Solidaria Ltd. Es una empresa cooperativa sin fines de lucro, con múltiples partes participantes, registrada en Inglaterra y Gales. Cooperación en Mesopotamia ha lanzado la campaña Agua para Rojava.

Para saber más sobre el uso del agua como arma en Mesopotamia y en especial contra el pueblo kurdo ver el Caso sobre Rojava de TRADENER (Transición Energética Democrática)

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