Tenemos derecho a tener voz y voto en las decisiones. Estamos cansados de tener nuestro destino a merced de empresas, políticos y jueces, poderosos y dueños de este sistema, que nos roba nuestros derechos a la luz del día sin ningún pudor, y nos hunden cada vez más en este barro tóxico de los intereses privados.
Hay que tener en cuenta nuestro conocimiento tradicional y popular, nuestro conocimiento acumulado durante generaciones sobre nuestros territorios y nuestras formas de vida. Ya estábamos en los territorios antes de que los cubriera el lodo. Estaremos aquí, y nuestra descendencia estará por generaciones en los mismos territorios, incluso después de la Fundación Renova y los líderes que hoy están a cargo de las reparaciones.
Ya no permitiremos que nuestras vidas sean resueltas dentro de cuatro paredes por criminales y sus cómplices. La solución al problema viene de nosotros, afectados y afectadas, unidas y organizadas.
La participación popular real vendrá de las calles, playas, escuelas, orillas de ríos y manglares, de los pueblos y comunidades afectadas. Vendrá de las personas afectadas, en su espacio de vivencia, cariño y lucha.
Y finalmente, no renunciaremos a nuestra salud y bienestar. Además de las 19 vidas y el aborto en Bento Rodrigues, se perdieron muchas más en estos cinco años. Vidas que se han ido y vidas que nunca volverán a ser las mismas.
Queremos recuperar nuestra agua, nuestro río, nuestras playas, nuestro ocio y nuestra comida. Aquí están las personas que siempre han trabajado duro para tener algo para comer y siempre han producido alimentos saludables para nuestras familias y comunidades.
No pedimos ser damnificados por este crimen, pero ahora que hemos sido, estaremos con la cabeza en alto y con la certeza de que estamos en el lado correcto de la historia. Es hora de que Brasil ponga fin a aquellas empresas que se enorgullecen de los récords de las ganancias, al tiempo que niegan a las personas humildes una compensación justa por el daño causado a nuestros territorios, nuestros cuerpos y nuestras vidas.
Vale, Samarco y BHP, prepárense, porque estamos aquí para decir alto y claro: salimos del duelo, ¡y los próximos cinco años serán de mucha lucha!
¡De Río al Mar, no nos callarán! ¡Aguas para la vida, no para la muerte!
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