La explotación del Yasuní en medio del derrumbe petrolero global

Hoy 17 de marzo se presenta el libro: «La explotación del Yasuní en medio del derrumbe petrolero global», que recoge diversas voces de autorxs de América Latina, Estados Unidos y Europa, coordinado por el Colectivo de Geografía Crítica de Ecuador y editado por FES-ILDIS y Abya Yala. La publicación propone un diálogo entre las ciencias sociales y naturales, entre académicxs, dirigentes indígenas y activistas para actualizar lo que está sucediendo en el Yasuní e imaginar un futuro pospetrolero. El libro genera un marco para entender el Yasuní desde la pandemia actual, actualizar la coyuntura ecuatoriana alrededor de la explotación petrolera, explicar las acciones de la sociedad organizada y de equipos científicos para detener el avance de la frontera petrolera en los últimos años, y formular escenarios de transformación para el futuro.

PRESENTACIÓN

por Kathrin Meissner (Representante de Friedrich-Ebert-Stiftung (FES) en Ecuador – Directora del ILDIS) y Gustavo Endara (Coordinador de proyectos FES-ILDIS Ecuador

La crisis por la que atraviesa actualmente el planeta fue alertada durante mucho tiempo. Entre otros factores, la sed del sistema capitalista por recursos fósiles finitos y la orientación hacia un crecimiento ilimitado de la mano del hiperconsumismo han puesto una presión extrema sobre la naturaleza —que en muchos casos es ya irreversible. Por tanto, se necesita pensar urgentemente en escenarios para la transformación social y ecológica de la economía, objetivo principal de este libro.

Durante la pandemia de la COVID-19 los precios del petróleo alcanzaron niveles negativos debido a las restricciones de movilidad a nivel mundial, una dinámica sin precedentes. Esto evidenció que es sumamente riesgoso que las economías de los países amazónicos sigan dependiendo de su explotación. La tesis de este libro se centra en que los futuros pospetroleros son posibles y necesarios. Para ello hay que reducir dicha dependencia y vetar la extracción de petróleo, especialmente en los lugares más biodiversos del planeta, como la Amazonía. Hoy más que nunca es imprescindible fomentar modelos centrados en su conservación, cuidado y protección.

Para desarrollar estas ideas, la presente publicación recoge diversas voces a lo largo de varios países amazónicos. La compilación ha reunido autoras con visiones explícitamente eco-feministas, así como a personas académicas y activistas que luchan determinadamente contra las actividades extractivas, el cambio climático y a favor de la protección de los territorios amazónicos. Se debe enfatizar también que el libro realza las voces de líderes y lideresas amazónicas cuyas comunidades han sido severamente afectadas por la contaminación de las actividades extractivas. Algo muy relevante tomando en cuenta que solo en Ecuador, en abril de 2020, 109 comunidades han sido afectadas por el derrame de 15.000 barriles de petróleo, a lo largo de los ríos Coca y Napo.

A través de una conversación interdisciplinaria entre ciencias sociales y naturales, así como entre la rigurosidad académica y el activismo, el libro deja claro que no es sustentable seguir dependiendo del petróleo y otros recursos finitos. La Amazonía es el hogar de aproximadamente 34 millones de personas incluyendo al menos 60 pueblos en aislamiento, quienes la habitan desde tiempos milenarios y cuya sabiduría merece nuestro respeto.

Sin embargo, el extractivismo parece avanzar con la intención de producir a la Amazonía como un territorio inhóspito, desertificado, en suma, irreconocible. Se trata de un modelo que se impone a través de lógicas coloniales que buscan la división y quiebres entre las comunidades ancestrales. Aupado en la ignorancia, se impone a través de amenazas y represalias, de la mano de políticas corruptas e inescrupulosas, dejando estos actos impunes.

La violencia del extractivismo ha permitido el saqueo de la riqueza amazónica, principalmente hacia el Norte global, generando pobreza, desigualdad, división y destrucción. Además, en Ecuador las actividades extractivas quedaron exentas de las restricciones de movilidad para enfrentar la pandemia, poniendo en riesgo a sus trabajadores, trabajadoras y a las comunidades aledañas. La falta de protección y cuidado ha incidido en que los enclaves extractivos de la región amazónica tengan mayores tasas de contagio y mortalidad a causa de la COVID-19.

Todo lo mencionado, además de ser un riesgo existencial para la humanidad, implica asimismo una devastación para la democracia, como lo evidencia claramente el caso de Brasil.

La muerte, la destrucción y la desolación no deberían tener cabida en la Amazonía. La selva es vida y como tal, símbolo de resistencia, transición y esperanza. Es lo que se escucha a través de sus sonidos y lo que se siente en sus ecosistemas complejos. Pero, sobre todo, su sabiduría se expresa a través de los conocimientos ancestrales de las personas que la habitan. Se trata de un territorio vital para la regulación del clima planetario y el suministro de agua. Alberga gran parte de la biodiversidad y las especies del planeta, muchas de ellas de gran utilidad para nuestra salud y bienestar. En las sabias palabras de la lideresa waorani Nemonte Nenquimo, también autora en esta publicación, “uno destruye lo que no entiende”. Por tanto, la humanidad debe comprender las consecuencias de sus acciones para no seguir pagando la inmensurable generosidad amazónica con violencia.

En ese sentido, esperamos que esta publicación aporte al entendimiento de las dinámicas y espíritus de protección y cuidado que brinda la riqueza amazónica. Ese entendimiento es clave tanto para garantizar la protección de la región, como para salvaguardar a la humanidad a través de lo que sus habitantes muy bien conocen: su aire limpio, sus alimentos, su energía, su sabiduría y espiritualidad.

En un futuro en el que la humanidad enfrentará problemas cada vez más entrelazados, la Amazonía estará en el centro de las soluciones que podamos brindar al planeta. Y dichas alternativas solo podrán nutrirse de las decisiones que tomemos. Por ello, nuestra responsabilidad y compromiso deberán reforzarse para asegurar la vida de la Amazonía, reformulando las premisas del modelo económico que la ha desprotegido. Esperamos que esta publicación sea un aporte más para estos fines.

 

Introducción (del libro)

Melissa Moreano Venegas / Manuel Bayón Jiménez

El Yasuní se ha convertido en un emblema para la configuración de una democracia directa en la que los intereses cortoplacistas de la extracción petrolera sean tumbados por el bienestar general de la naturaleza humana y no humana a largo plazo. Dejar el petróleo bajo tierra del Bloque 43, en la parte noreste del Parque Nacional Yasuní (PNY) en Ecuador, se plasmó en la Iniciativa Yasuní-ITT (Ishpingo-Tambococha-Tiputini por el nombre de los campos petroleros) que fue asumida por el gobierno presidido por Rafael Correa en 2008 y que fue cancelada por el mismo régimen en 2013. En contra de toda racionalidad capitalista-moderna-colonial, se configuró en Ecuador un consenso social que apoyaba mayoritariamente no extraer el petróleo del Bloque 43, por lo que la decisión de hacerlo solo pudo ejecutarse mediante un fraude masivo para evitar, en 2014, la celebración del referéndum que promovió YASunidos, colectivo liderado por jóvenes de los ámbitos urbanos.

Desde entonces, han avanzado por doquier los taladros petroleros en el Yasuní, al mismo tiempo que la agenda y foco mediático internacional se han apartado del que (por ahora pero no por mucho tiempo) sigue siendo uno de los lugares más biodiversos del planeta y hogar de los últimos pueblos indígenas aislados del Ecuador, de pueblos indígenas kichwa y waorani, y de pueblos campesinos. Sin embargo, en los últimos años, la explotación del Bloque 43 ha tenido múltiples controversias científicas, acciones políticas como ocupaciones de ministerios o movilizaciones en las calles de Ecuador, pronunciamientos de organismos internacionales, revisiones de las firmas de YASunidos, victorias judiciales de la Nacionalidad Waorani, etc.

Estas contestaciones han configurado un espacio de enorme tensión para los intereses petroleros en medio de una pérdida relativa de la hegemonía estatal que se produjo en la década del gobierno de Correa, plasmada en el paro nacional y levantamiento indígena de octubre de 2019 y en el desastre que ha sido el gobierno actual de Lenín Moreno.

Esta publicación surge de la necesidad de actualizar el estado de la disputa alrededor de la no extracción de petróleo en el Yasuní a través de los diversos actores que se encuentran inmersos en la misma. El contexto no puede ser más sui generis. Por un lado, una situación extraordinaria: el colapso de los precios del petróleo desde marzo de 2020 provocado por la caída en picada del consumo de combustibles en medio del confinamiento global por la pandemia de COVID-19; pero, mientras la pandemia es extraordinaria, la volatilidad de los precios del petróleo no lo es, lo que nos hace nuevamente cuestionarnos en Ecuador, pero también en otros países de la región, la profunda dependencia de nuestras economías de las exportaciones de petróleo. Por otro lado, hechos estructurales: en abril de 2020 ocurrió el mayor derrame de petróleo de las últimas décadas en Ecuador, producido por la ruptura de los oleoductos público y privado; el descubrimiento en mayo de 2020 de una nueva vía en el Yasuní construida durante el Estado de Excepción decretado por el Estado como medio de gestión de la pandemia; y la apuesta del Ecuador por la mega-minería, que inició oficialmente en enero del 2020 con la primera exportación de concentrado de cobre de la mega-mina Mirador ubicada en la Amazonía sur.

Todos estos elementos trazan un contexto territorial sumamente complejo en toda la Amazonía y ahondan los cuestionamientos a la explotación petrolera del Yasuní. Desde el Colectivo de Geografía Crítica lanzamos en 2019 una “Minka Científica por el Yasuní” ante las falacias argumentales del Estado ecuatoriano y la empresa Petroamazonas para mantener la explotación. Este libro compilatorio se nutre de esta Minka y devela los principales argumentos científicos acerca de los límites de la explotación petrolera del Yasuní.

El momento excepcional en el que se encuentra el conjunto de la humanidad aporta un punto de vista también cualitativamente diferente. Por ello, esta publicación reflexiona sobre las intersecciones entre pandemia, mercado petrolero y Amazonía, así como sobre los horizontes que este momento permite alumbrar. El libro ha buscado vincular la lucha por el Yasuní con las reflexiones de intelectuales en un doble ejercicio de recorrido multiescalar: a la vez que profundiza en los hechos más micro en la Amazonía ecuatoriana, genera una mirada macro de los campos de fuerzas en los que se encuentra inmersa. Esta mirada multiescalar es más necesaria que nunca en Ecuador ante la reactualización de la disputa por el Yasuní, la arremetida petrolera que vive el centro y sur de la Amazonía, y la pretensión de convertir a Ecuador en un país mega-minero. Pero también es más necesaria que nunca ante un activismo global por la justicia climática, social y ambiental que se encuentra en constante renovación.

El libro está organizado en cuatro secciones. La primera sección, titulada “Crisis por Covid-19 y petróleo en procesos de acumulación global” reúne capítulos que contienen reflexiones en el ámbito global y de América Latina sobre el vínculo de la pandemia con las formas de producción capitalista, el tránsito y huella que dejó la que podría llamarse ahora la primera fase de gobiernos progresistas, y los efectos situados de la extracción petrolera y otros sectores extractivos en la Amazonía. Inicia con el texto de Frank Molano Camargo quien nos propone mirar a las pandemias, desde la perspectiva de la historia ambiental crítica, como un producto de la ecología mundo capitalista. Entender al capitalismo como un sistema de organización de la naturaleza, no solamente de producción económico o de dominación política, sostenido en gran medida por las energías de origen fósil.

Sigue el texto-entrevista de Mukani Shanenawa, cacique del pueblo Shanenawa del estado de Acre, Brasil, que narra el tránsito de su pueblo por la pandemia de la COVID-19 en el contexto de la larga lucha de los pueblos indígenas amazónicos por su autonomía territorial y contra otras pandemias no necesariamente relacionadas a microorganismos: extracción maderera, minera, petrolera, racismo. Mukani afirma que en el contexto de la pandemia la autonomía territorial fue clave para mantener a sus comunidades a salvo y reflexiona sobre los cambios en el rol de las mujeres dentro de las comunidades indígenas.

Thea Riofrancos, por su lado, analiza las limitaciones de los gobiernos llamados progresistas en América Latina, que ocuparon y ocupan las presidencias de 4 de los 9 países de la cuenca amazónica. Siempre reflexionando en clave regional, se acerca al Ecuador y señala el fracaso del progresismo de Correa en la confrontación a la clase dominante en la escala nacional como elemento de otro fracaso: superar la dependencia de la extracción de petróleo, dependencia que reproduce exclusiones que justificó la violencia y criminalización de sectores anti-extractivistas.

Cristina Cielo continúa con una reflexión global, aunque situada en los territorios de la Amazonía norte ecuatoriana donde la extracción petrolera—materialización violenta del capital— ha trastocado los afectos, los cuidados y la interdependencia entre humanos y con lo no humano. No es que los cuidados desaparezcan, afirma Cristina, pero se individualizan y precarizan, abren paso al temor por lo extraño y, desde esas condiciones, se ha hecho frente al Covid-19.

Melissa Moreano Venegas cierra la sección con una reflexión ya situada en Yasuní pero aún en diálogo con el globo, acerca de los diversos ambientalismos que se convocaron para la defensa del Yasuní y su eco en movimientos globales, como el de Justicia climática. Llama la atención sobre la potencia emancipadora de un movimiento centrado en la interdependencia y en la crítica al capitalismo, y sobre los peligros de la popularidad creciente de facciones ultra-conservadoras dentro de los ambientalismos.

La segunda sección, titulada “Extractivismo y Yasuní en la escala ecuatoriana”, agrupa capítulos que analizan el régimen extractivista en la escala ecuatoriana desde diversas aristas. Inicia con una reflexión de Inti Cartuche Vacacela acerca de las causas subyacentes del Paro Nacional de octubre de 2019 en Ecuador y sus profundas raíces en el régimen extractivo. Desde una perspectiva eco-social, Inti sitúa la lucha contra la retirada de los subsidios a los combustibles como “una forma mínima de redistribución de la riqueza petrolera”, sin dejar de enfatizar que la lucha central del movimiento indígena ecuatoriano ha sido por la autonomía territorial, concretada en la lucha anti-extractiva llevada a cabo en el centro-sur de los Andes ecuatorianos.

Carlos Larrea, por su parte, despliega los argumentos por los cuales la dependencia del petróleo debe ser superada: bajos retornos de ganancias y baja inversión social, caos en la planificación debido a la volatilidad de los precios del petróleo, dominancia de las exportaciones petroleras que deviene en una economía poco diversificada, altísimos impactos socio-ambientales, sobreendeudamiento, y el inminente agotamiento de las reservas petroleras.

Alexandra Almeida continúa con una descripción pormenorizada de lo ocurrido en el sector petrolero en estos casi 4 años del gobierno de Lenín Moreno en Ecuador. Alexandra nos muestra cómo, además de dar continuidad a la política del gobierno anterior, el actual gobierno pretende ampliar y profundizar la extracción petrolera —incluyendo en el interior del Yasuní— desdibujando el límite entre lo público y lo privado, colocando en puestos públicos clave a funcionarios de larga trayectoria en empresas privadas y aprovechando la pandemia. Con un hálito de esperanza, nos narra también las luchas y victorias indígenas en este mismo periodo.

Sigue el texto de Esperanza Martínez en el que enuncia la importancia de observar al Yasuní junto a sus pueblos, y la necesidad de mirar la ciencia que han desarrollado estos en relación con los seres no humanos, en contraposición con la visión occidental fragmentadora de la naturaleza.

La sección termina con un texto de Milagros Aguirre Andrade que profundiza en la cuestión de los Pueblos Indígenas Aislados del Yasuní y actualiza cómo se encuentra la demanda contra el estado ecuatoriano ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con la importancia que tiene para la región completa.

La sección 3, “La disputa por el Yasuní y los límites de su explotación”, incluye textos sobre la contienda en torno a la explotación petrolera dentro y alrededor del Yasuní. Pedro Bermeo Guarderas narra la génesis del colectivo YASunidos, clave en la defensa del Yasuní de la última década, la cancelación de la Iniciativa Yasuní-ITT y el tortuoso camino que ha debido recorrer el colectivo para defender el Parque y los pueblos en aislamiento que allí viven.

Nemonte Nenquimo y Lina María Espinosa reflexionan juntas sobre el proceso organizativo impulsado por los y las abuelas waorani, los Pikenane, que llegó a un punto fundamental con un triunfo legal que significó que el estado acepte que vulneró al pueblo waorani de Pastaza. La organización ha sido, en tiempos de pandemia, la única que ha protegido al pueblo waorani de la enfermedad y de la inoperancia del Estado. De manera maravillosa, la narración nos devela que la resistencia inició con la construcción del mapa propio a partir de las historias de vida.

Si de mapas hablamos, el equipo de geógrafos críticos conformado por Massimo De Marchi, Salvatore Eugenio Pappalardo, Matt Finer, Daniele Codato, Alberto Diantini y Francesco Ferrarese escribe el tercer capítulo mostrando la importancia de la popularización de la información cartográfica para la visualización de las luchas, lo que los autores llaman la Yasunización. Mediante el uso de información liberada e innovadoras formas de comunicación de sus hallazgos científicos, el equipo describe la profunda transformación del territorio del Yasuní con carreteras, plataformas, pozos y mecheros que atraviesan el bosque húmedo tropical.

Manuel Bayón Jiménez y Amanda Yépez aplican principios similares al utilizar la información geográfica oficial de la propia empresa estatal petrolera para develar la profunda transformación territorial debido a la explotación petrolera que se está realizando dentro de los bloques petroleros 31 y 43, en el corazón del Yasuní. Narran también la constante obstrucción por parte del Estado ecuatoriano a veedurías organizadas desde la sociedad organizada para establecer la realidad de la explotación.

Desde una disciplina distinta, Paola Moscoso aborda una dimensión hasta ahora poco explorada de la relación entre seres humanos y naturalezas: el sonido. Paola habla del Yasuní como “una de las áreas de mayor biodiversidad sonora del planeta” y de cómo su paisaje sonoro es co-constituyente de la vida de los waorani, impregna su cotidianidad, su memoria, su estar en el mundo trastornado por la explotación petrolera.

Santiago Espinosa traza la historia de las carreteras, símbolo de la penetración del petróleo en el Yasuní. Su construcción ha fragmentado el ecosistema y ha alterado las dinámicas de cacería de los Waorani, poniendo en riesgo a las poblaciones del gran mamífero del bosque húmedo tropical amazónico, el jaguar, y con él, a todo el ecosistema.

La sección 4, titulada “Horizontes posextractivistas y poscapitalistas” y que cierra el libro, propone diversas lecturas sobre el horizonte que nos abre la crisis de Covid-19. Empezamos con Guido Galafassi que, desde una perspectiva anti-capitalista, plantea que el despojo que provoca el ansia de acumulación de capital y la gestión privada de la pandemia se entienden como originarios de una misma matriz de violencia que requiere ser desmantelada. Para ello, aclara Guido, es preciso entender al proceso extractivo como etapa del proceso total de acumulación de capital, y como tal, enfrentarlo.

Pasamos luego a la escala ecuatoriana con Nataly Torres Guzmán, que devela la falacia del Ecuador mega-minero que se nos ofrece como salida a la crisis adjudicada al Covid-19 y como horizonte post-petrolero. Tras cuestionar la creación de los mismos mitos de nación y progreso y develar la persistente crisis capitalista que arrastra a las economías primario-exportadoras, Nataly desmonta el ideal de la mega-minería, mientras elabora un vistazo a las posibilidades de cambio.

Shapiom Noningo Sesen y Tania Gómez Perochena abordan el autogobierno indígena como estructura organizativa territorial y política que ha permitido a los pueblos indígenas de Perú y de otros países enfrentar no solamente la pandemia, sino el constante asedio de las empresas extractivas. Desde la autonomía, la nación Wampis ha sido libre de establecer sus propios mecanismos de cuidado y han podido decidir las formas en las cuales se articulan con el estado. Como parte de la reflexión a la que hemos querido contribuir, la construcción de estados plenamente interculturales capaces de organizarse como plurinaciones, aparece como insoslayable.

Marilyn Machado Mosquera, desde las ontologías negras, nos convoca a trascender la escisión, la división temprana entre seres humanos y seres no humanos como centro para construir o dejar ser al nuevo mundo. En sintonía con lo que se viene planteando, Marilyn ubica el locus de transformación en los tejidos comunitarios apoyados y sostenidos por las y los ancianos.

El libro cierra con un análisis de Astrid Ulloa sobre la potencia de las mujeres amazónicas colombianas que han centrado su lucha en la defensa de sus cuerpos-territorios y, por tanto, también de lo no humano. Astrid da cuenta del carácter vital que tienen los procesos de educación política de las mujeres, que han reformulado las concepciones sobre lo político y su praxis desde las epistemologías feministas latinoamericanas e indígenas. La apuesta de las mujeres en el horizonte próximo ubica firmemente la dimensión de lo cotidiano y el cuerpo-territorio en el centro de la praxis política.

Esperamos que este libro digital sea difundido por las redes, que llegue a los espacios y organizaciones que esperamos que lo lean, pero también que pueda alcanzar confines inesperados de donde lleguen reflexiones, críticas y comentarios. Además, como el libro detalla, en los próximos meses la actividad petrolera pretende llegar al área de protección de los pueblos indígenas aislados de la Amazonía norte del Ecuador, al tiempo que el ejecutivo pretende consolidar la derogación la categoría de este territorio como intangible. Por ello, esperamos que este libro sirva para las luchas que se dan en todo el mundo y las que se vienen en el futuro cercano, a la vez que convocamos a sumar esfuerzos a esta “Minka Científica por el Yasuní” a toda la comunidad científica nacional e internacional que se encuentra en universidades y centros de investigación, pero también en colectivos, comunidades, organizaciones sociales.

Los textos relatados alimentarán el sitio www.geografiacriticaecuador.org/minkayasuni. Nuevos artículos científicos, reflexiones políticas y testimonios de lucha seguirán nutriendo la Minka. Allí también continuaremos subiendo la información oficial sobre el Yasuní mientras el Ministerio del Ambiente de Ecuador continúe esquivando su obligación respecto a generar información pública y transparente. Esperamos que toda esa información sea la base de futuras publicaciones sobre el Yasuní que contribuyan a su defensa.

La coordinación

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