(Euskara)
A la charla que organizamos el 30 de octubre con Antonio Turiel, Antonio Aretxabala y Carlos Taibo, «Destapando la falsa transición» se le complementa perfectamente la que ofrecieron en el mismo lugar (Viveros de Ulia, Donostia) las activistas latinoamericanas y represaliadas Zenayda Serrano (El Salvador), Dalila Argueta (Honduras) y Alexandra Bermúdez (Colombia). Porque las tres versaron sobre el carácter colonial de esa transición. A su conocimiento como activistas organizadas contra distintos proyectos energéticos y extractivístas, se les une la represión que las tres han sufrido, con lo que el carácter criminal de esta presunta transición queda también patente. Como es obvio, se une a todo ello el hecho de que las tres son mujeres, con lo que añadimos otro epíteto a esa transición. Así, que por todo ello, hemos creido necesario el transcribirla.
Escucha aquí la charla «Transición ecológica colonial (Sembrar desde la Autonomía)»
La charla fue organizada el 9 de octubre por la recientemente configurada red autónoma de Donostialdea Kinka.
- Zenayda Serrano: Abogada ambiental en el exilio (El Salvador)
- Dalila Argueta: Defensora del territorio y derechos (Honduras)
- Alexandra Bermúdez: Miembra del Congreso de los Pueblos (Colombia)
Dalila: Todo esto (Transición Ecológica) está siendo planteado, sobre todo por actores hegemónicos, sobre todo en el sector mineral energético, o ambiental, y que es estratégico en la acumulación capitalista actual. Entonces, somos la parte de la despensa de algunos alimentos y algunos agro-combustibles, como la soja, como la caña de azúcar, la palma africana, en general, pero también de madera, todo lo que es la ganancia, pero también los minerales, que es un poco lo más perverso de esa visión para la acumulación capitalista. Entonces, vemos que en este debate de la transición energética tiene como centro hoy, lo que es la producción de minerales, para lo que se llama los semiconductores, y eso son los chips, los microchips, que están involucrados en la llamada industria 4.0, y ya se habla por supuesto de la 5.0, de la cuarta revolución industrial. Eso requiere un despojo permanente de los pueblos, a ver territorios, pero para poder entrar a sacar los recursos o bienes naturales que hay allá,
Eso por supuesto genera violencia, saqueo, despojo permanente, No hay que dejar de ver cuáles son parte de los actores principales en esta situación, y hay que citar principalmente también como hay una disputa en el O temo mundial para la acumulación de estos materiales, y por supuesto para la producción capitalista, de las mercancías de esta industria. Entonces, es importante ver Estados Unidos, como que es el responsable del 55% de la producción de los semiconductores del mundo, y a China que disputa esa producción, y Estados Unidos principalmente, como actor estratégicos en Abya Yala, porque ha visto a la Abya Yala como su patio trasero, pero también como su despensa.
Y obviamente toda la política y la incursión que ha venido teniendo en nuestros pueblos, pues es en bajo esos intereses, Y es principalmente en el caso que nos atañe en esta discusión, pues el tema de la minería, para atender esa industria 4.0, que tiene como centro la conexión digital, si lo que llamamos los big data, computadores, móviles, coches eléctricos, y bueno, pero también Google, Amazon, Ekol, todo esto.
Dentro de la Abya Yala, pues hay un territorio que compartimos muy estratégico, y también muy significativo para nuestros pueblos, que es la Amazonía. Entonces, hay que tener como referencia la Amazonía, porque es donde está centrada la mayor atención, donde están también muchos de los minerales que son estratégicos en este contexto, y la situación de la Amazonía, pues cada vez es más compleja,
La comisión pastoral de la tierra en Brasil, por ejemplo, nos dice que en la fase del 2011-24, que a partir de toda la entrada que ha habido a la Amazonía, por todos estos actores estratégicos transacionales, estados, grupos paramilitares, en general; grupos armados, grupos también interesados en la extracción «ilegal» de la minería, pues ha dejado más de 30 ríos contaminados, afluentes de la Amazonía, 2.000 puntos de explotación minera, y 225 pueblos indígenas afectados, muchos desplazados, muchos de sus miembros asesinados, en general, perseguidos, etcétera.
Un poco para introducir que la situación de nuestros pueblos no ha venido cambiando, y tampoco cambia con la llegada de nuevos gobiernos o gobiernos progresistas en general, que al duro de nuestros territorios han venido también teniendo este tránsito, porque el dominio que hay sobre los territorios, pues lo están teniendo especialmente estos actores estratégicos, con estos intereses también transnacionales.
Qué podríamos un poco meter un poco en la traducción que también permanece, pues esa forma de acumulación del capital, Y esto es un riesgo inminente para los pueblos indígenas, afro-descendientes y campesinos en nuestros territorios, Y sobre todo, los que están más cercanos a la zona Amazónica, Porque la Amazonía tiene un lugar estratégico en esa cuarta revolución industrial, y es el 40% del territorio de América del Sur, de Abya Yala. Entonces, todo pasa por ahí, se mueve por ahí, y llega ahí también, todas las anuncios también de transición energética y de cambios de modelos, pasan por analizar lo que pasa en la Amazonía, los acuerdos que hay sobre ellos, sobre su supuesta protección, y es un punto analizado un poco más adelante,
Y el otro, pues, que creo que es importante, también el compromiso que están tendiendo nuestros estados con la explotación de la minería y la reactivación, o el neo-extractivismo, porque este va tener un lugar especial en la formación capitalista, pero también en la forma de desarrollo, de lo que se plantea como transición energética. El Amazonas, la zona amazónica, concentra el 60% de esas tierras estratégicas, de minerales para la producción de los semiconductores, entonces esto ha generado, de alguna manera, muchos más conflictos en esas zonas, y a su vez, está generando obviamente control en este territorio para poder dar paso a las propuestas de transición energética que se han venido vendiendo a nivel mundial,
Sobre el tema, específicamente, de la transición energética, pues, a nosotras lo que más nos preocupa es que sigue manteniendo un desequilibrio Norte-Sur, especialmente, pues hay un extractivismo renovado, porque ya la demanda está principalmente orientada hacia minerales críticos, como el litio, el cobre, el níquel, el coltán, para lo que llaman tecnologías limpias (baterías, paneles solares, autos eléctricos), y eso ha intensificado la explotación de recursos en nuestros países, que genera grandes impactos ambientales, sociales, en nuestras comunidades locales, sin beneficios equitativos para ellas. También el reduccionismo que hay climático, porque se esta basando esta propuesta de transición energética en la reducción principalmente de gases de efecto invernadero, ignorando problemas como los que nos están quedando de desertificación de nuestras tierras, de contaminación del agua, de la pérdida de diversidad, y del desplazamiento de comunidades.
Entonces, no se está viendo realmente la complejidad que tiene ambientalmente este tema. Y por supuesto, el tema de la tecnocracia y la exclusión: o sea, nuestros pueblos han sido pueblos en sociedades industrializadas. Entonces, hay una dependencia muy grande a los países de los países de norte global, porque no tenemos tecnología y entonces todo se queda en manos de expertos, que ya sabemos bien quienes son los expertos, y de los gobiernos que hacen esos acuerdos con los expertos.
La exclusión, porque no hay participación de las comunidades (indígenas, rurales, afro-descendientes en general), que siguen siendo las más afectadas. Y por supuesto, la desigualdad que traen esas propuestas de transición, sobre todo en el acceso y la eficiencia. En general en América Latina, hay un gran porcentaje (lo que llamamos los desconectados)de gente en zonas rurales, principalmente, que no tienen acceso a la electricidad. En algunos lugares son el 10% de las poblaciones, en otros el 20%, un poco va dependiendo.
Y lo que nos venden es que con una transición energética y eficiencia energética, pues se va a avanzar hacia ese hacia ese acceso, de alguna manera global, pero no es tan cierto por la falta también de infraestructura de tecnología, en general, y por la dependencia tecnológica que tenemos del norte global.
Entonces, en América Latina el tema de la transición es una paradoja. Para algunos sectores, puede verse como una vía hacia el desarrollo sostenible, pero si no se gestiona desde la perspectiva de justicia social y participación y comunitaria, pues va a seguir reproduciendo estos desequilibrios históricos entre el Norte y el Sur, y el mismo, obviamente, mecanismo. Las transiciones no están pensando en las necesidades, precisamente, ni en las posibilidades de acceso que puedan tener las comunidades en nuestros territorios, sino realmente, en como dejarles otro tipo de beneficios, pero a través del saqueo de los recursos para la producción de estos materiales.
Esos beneficios disfrazados de temas de empleo, de temas de desarrollo, pero que realmente no dan cuenta – luego podremos profundizar porque esto fue más como una introducción. Y luego hablamos un poco de los casos concretos en cada país
Moderadora: decías que las comunidades no tienen participación, pero que son las más afectadas, ¿quizás nos podríais dar nuestra visión de las comunidades?
Zenayda: Gracias por el espacio, ¿verdad? Para poder conversar, para poder hablar sobre estos temas. Yo creo que es un momento importante, sobre todo porque somos territorios empobrecidos, históricamente. No somos territorios pobres. Y eso sí me gustaría visibilizarlo porque todavía se nos sigue llamando «países tercermundistas» o «países en desarrollo». Pero históricamente hemos sido territorios expropiados de nuestros recursos.
Y la compañera hacía esa distinción de que en esos territorios dependen de lo que los países desarrollados hacen, porque nosotros no tenemos acceso a tecnologías, o no tenemos esas tecnologías desarrolladas allá. ¡y cómo la vamos a tener, si son esos territorios los que sostienen al norte global! El Sur global históricamente ha sostenido la vida de confort en estos territorios: llegan, extraen nuestros recursos, los desarrollan, convierten otro tipo de materia, y luego van a nuestros territorios y nos los venden.
Y entonces, ¿cuál es la participación de nuestras gente? Dejar la vida, dejar la vida en la defensa y en la lucha, porque no se lleven esos recursos y porque queremos vivir de una manera a la cual hemos hecho propuestas. Históricamente Abya Yala ha hecho propuestas de cómo queremos vivir en esos territorios y cómo queremos desarrollarnos en nuestros territorios, pero lo que menos se hace y escuchar, Porque el sistema económico hegemónico capitalista neoliberal está arraigado en la extracción, el patriarcado, el racismo sistémico, el colonialismo y el imperialismo. Se nutre de la explotación de personas feminizadas, racializadas y del Planeta y esa es la realidad que tienen nuestros territorios.
Esta transición energética de tan, de la que tanto se habla, no toma en cuenta esas deudas impuestas al Sur global. Una deudas impuestas de manera tan injusta, porque son nuestros recursos que se traen para acá para desarrollarse, para desarrollar inteligencia artificial, para desarrollar tecnologías, modernas, celulares y todo tipo de cosas que ahora dependemos cada día más y más. Y no nos damos cuenta que también, así como se están trayendo recursos, se están trayendo territorios, se están destruyendo territorios, también se están extrayendo vidas, vidas de seres humanos, que obviamente, el sistema capitalista no lo importa. Pero que a nosotras sí debería de importarnos.
Lo que sucede en Gaza, por ejemplo, sucede también en otros territorios. E históricamente se ha querido invisibilizar eso que sucede en nuestro territorio. ¿Por qué nosotras estamos aquí justamente? Porque no podemos estar en nuestro territorio. Nosotras tenemos luchas de muchos años, donde han tenido que dejar la vida compañeros, hemos tenido que sufrir muchísimas cosas y pareciera que no cambia. Pareciera que al contrario, tenemos que seguirnos enfrentando a ese sistema capitalista y de una manera más desprotegida, porque cada vez van experimentando cuestiones mucho más voraces.

O sea, los gobiernos están tan al servicio de las transnacionales que lo que menos hacen es escuchar a sus pueblos. Tenemos en nuestras legislaciones, en el caso del Salvador, por ejemplo, una ley por ejemplo, muy buena sobre la consulta popular, que debe de ser consultas informadas, previas a llevar proyectos extractivos. ¿Cuánta de esa gente está haciendo tomada en estos proyectos extractivos? Y ¿están siendo escuchadas las voces de estas comunidades, de estos pueblos? No, no están siendo escuchadas. ¿Les interesa a los gobiernos hablar de estos temas? No les interesa. Y hay una realidad que han expoliado tanto en esos territorios que hoy vienen para el norte global.
Yo creo que lo que sucede, por ejemplo, en Gaza o lo que sucede en África, o lo que sucede en nuestros países, son como pequeños experimentos de lo que realmente la gente puede soportar. Cuánto la gente puede ir luchando. Es eso lo que está sucediendo. Porque cuando tú dices, hay una transición energética. ¿Cuánta participación tienen las comunidades? ¿Has visto que hay participación realmente de la gente en los proyectos de transición energética? Yo hasta ahorita de ninguna manera. Y en solo cinco meses que tengo de estar aquí, he conocido tantas luchas defendiendo el territorio, defendiendo los montes, de la gente aquí, hablando de que los ayuntamientos no están facilitando la información de lo que se va a dar en los pueblos, en las comunidades. No están facilitando la información. Entonces la gente no está siendo escuchada, no está siendo tomada en cuenta. Y yo creo que la transición energética es un tema que se debe de hablar, pero con transparencia. Y estamos obligados a exigir esa transparencia. Estamos obligados a exigirle a los ayuntamientos, independientemente de con qué partido político estemos, estamos obligados a exigirles transparencia en esos proyectos que van a ver en las comunidades. Y si es que realmente los necesitamos. Esta transición energética debe de ser considerada si es que realmente la necesitamos.
Yo le doy la oportunidad a Dalila también, pero yo sí creo que debemos de también valorar cuánto necesitamos esta transición energética.
Bueno, también, mila esker por la invitación. Ya hace tres años que estuvo que me encantó, me encantó el lugar. Me gustó mucho llegar a un lugar también donde se está haciendo nuevas forma de estar y también auto-gestionadas. Este lugar me encanta.
Por eso volviendo al tema, Honduras es un país bastante pequeño para tener más de 600 concesiones mineras. Un 90% de los ríos están amenazados por diferentes proyectos. Y bueno, mi resistencia, la comunidad de la que vengo, es un pueblo en resistencia en contra de la minería a cielo abierto, a la extracción de hierro. Yo llevo siete años en el exilio. Y veinte años con conciencia en lucha en terreno y siete por acá. Luchando en otras formas, pero…
Asusta, asusta mucho cuando oímos los defensores y defensoras de territorio que venimos de allá y las que están allá se asusta mucho cuando compartimos lo que está pasando, lo que se está viendo, lo que se está moviendo aquí. Porque toda esta estructura de transición que se viene, eso representa apretar más allá, resistir más allá, organizarse más allá. Y nos preguntamos cómo podemos seguir avanzando con esto, con toda esta amenaza que representa una transición que no es justa para todos y que no se nos preguntan los territorios, se nos impone un modelo, se nos impone una transición y que sostengamos, no es que si queremos que nos condena a sostener, nos hacen pagar una condena de mantener un modelo de vida de Europa que no lo sostiene sí mismo, lo sostiene Abya Yala.
Nosotras venimos de linaje de comunidades en resistencia de nuestros ancestros, desde la colonización. Esas fueron las primeras extracciones, eso fue también el capitalismo que llegó en su momento, a robar y a saquear, y se sigue saqueando, y se siguen saqueando no sólo minerales sino también se saquea la vida de los cuerpos de las personas, de las comunidades. Pero también se saquea ese modelo de vida que nosotros queremos y de ese mundo que nosotros, el que creemos, que debemos vivir donde el respeto a la tierra, el vínculo con lo que nos sostiene, con ese conocimiento ancestral en el que queremos vivir, crecer y morir, sin tener que dejar todo aquello que es parte de nuestra vida.
(21:33) Esta transición habla de cambios aquí, de cambiar la fuente, de cambiar la fuente para ellos, pero no el origen. No habla de cambio de origen, porque nosotros siempre estaremos condenados al matadero, y eso no es justo. Si nosotros tenemos que poner la espalda, poner el cuerpo, nuestras vidas y nuestro territorio, esto no es justo. Es justo si se nos escucha, si se nos consulta, pero de esta forma no queremos transicionar con nadie, porque a costa de nosotros mismos, del abandono, del despojo de los pueblos, eso no se sostiene y no es sostenible, ni incluso para Europa mismo.
Es que ¿A costa de qué? De que Cáceres esté como está, de que otros territorios aquí están invadido también de minería, de tantos modelos de proyectos que están viendo simplemente de la nariz para afuera, pero no miran hacia adentro con conciencia. No es una transición con conciencia, es una transición manchada de sangre de los pueblos, de las comunidades, de nuestros países y que a cada rato están despojando, están matando a nuestros pueblos en compañía de los estados.
Porque para que estas empresas llegan allá, estas empresas extranjeras, hay vínculos cuando está, él alimenta la corrupción local, alimenta la criminalización, pero también sigue abriendo fosas en esos cementerios, estoy cansada en estos siete años de tener ya más de 15 compañeros asesinados, de toda la resistencia del valle del agua, y esas cruces las llevo, y esas cruces me duelen.
Cuando se impulsa todo esto, yo lo que veo es una devastación, es condenarnos a morir, a morir lento, a morir con ríos contaminados, nos arrebatan esos derechos, se nos imponen modelos de minería. Se pasa por el derecho a la consulta libre e informada, donde nosotros tenemos el derecho de decidir si queremos un proyecto en la cima de la montaña. Nosotros defendemos en mi comunidad 600 hectáreas de tierra, una concesión dada por 30 años.
Estamos luchando, y el equipo de abogados ha logrado parar, porque hay muchas irregularidades, y muchos vínculos criminales junto a esas empresas, cárteles también, el crimen organizado, los mismos comandos de asesinos, que son los Cobras y los militares, que están a la orden de las empresas, pero que son enviados por los estados, por el gobierno. El gobierno manda a los militares a golpearnos. Toda esta tecnología y toda la innovación, es justada contra nosotros, que hace Europa para esa cooperación, que hace con nuestro territorio, mandándoles chalecos, mandándole armas, mandándole vanvanegras, las tanquetas, mandándoles de todo lo que ataca a nosotros.
Entonces, es una hipocresía que en sus discursos políticos de estos gobiernos, hablen de cooperación con nuestros pueblos, cuando lo que están cooperando es con los estados, para darnos maceta a nosotros, para condenarnos a la calle. Y cuando salimos a la calle a defender los derechos que tenemos como comunidades, a defender el derecho como campesinos a seguir teniendo tierra para cultivar, porque nuestro mayor que solo es la semilla y la tierra, y eso es lo que cuidamos, nuestra montaña, nuestros ríos, el vínculo con eso, con lo que hemos nacido y queremos morir ahí, crecer ahí, ser parte, estar con los nuestros, pero no de esta forma.
Entonces, cuando una empresa llega, no llega sola, llega con toda la violencia política, judicial. El político tiene un blindaje. Puede ser corrupto de etiqueta y tiene blindaje, y la balanza de la justicia se inclina siempre hacia ellos. Pero que si un campesino que defiende el derecho a la tierra, está metido en el mambo, puede pasar dos o tres años. Tengo compañeros que llevan cuatro años metidos ahí, y ni siquiera se le ha abierto el proceso todavía. Pero hay políticos, por ejemplo, el secretario de Estado, que es cuñado de la Presidenta Siomara Acastro, en Narcovideos recibiendo 15 millones por parte de un cartel para financiar la campaña política de la Presidenta que está ahora. ¿Quién lo ha llamado a dar explicaciones? ¿Quién le ha investigado? ¿Quién lo ha metido al mambo? Nadie. Pero al defensor de derechos humanos, a la defensor a derechos humanos, se le condena a la cárcel, a la muerte o a la exilio.
Ya Guapinol tiene más de 50 familias fuera. Yo fui una de las primeras que salió en el 2019, pero he visto salir a mi comunidad migrando para Estados Unidos con tres trapos y una mochila, sin saber si va a llegar allá, porque su vida también (y tenemos derecho también a defender nuestra vida, que no nos la arrebaten). Pero también es una estrategia política tanto de las empresas, como del capitalismo, agudizar eso para debilitar las luchas. Porque entre más, entre menos queden en la zona, pues más fácil va a ser de intimidarlos y, es decir, usamos este tipo de amenazas contra ellos – porque es una escala de violencia, entre las llamadas, los mensajes, los sobornos, la vigilancia, el constante hostigamiento que se le hace, luego abren todos los procesos contra los compañeros, los criminalizan, y por último, los matan. Porque nosotros representamos una amenaza para el Estado, para las empresas, para el capitalismo. Entonces, ¿y quiénes son los responsables? Los grandes señores que en el Parlamento Europeo se sientan con corbatita a hablar de cooperación, hablar de fondos, hablar de premios que le van a dar a nuestras comunidades por defender los derechos humanos.
Les decía a los compañeros que a la comunidad nuestra el año pasado se le entregó, el premio 2025 de defensa de derechos humanos – se le entregó en Honduras. Tras meses antes mataron a Juan López, alguien que estuvo en el Parlamento, diciendo que el gobierno era cómplice de las violaciones de derechos humanos, de las violaciones de los derechos de la tierra, de muchas irregularidades que tenía todo el proceso de concesiones que habían dado. Condenó, se presentaron pruebas, documentos falsos, falsificaron nuestras firmas, para decir que nosotros habíamos aceptado una minería, puso sobre la mesa prueba de investigación que el mismo hizo. ¿Qué hicieron? Nada.

Berta Cáceres también anduvo denunciando la cooperación del Banco Internacional, de todo ese dinero, ese fondo que iba para el proyecto minero que estaba amenazando también el río es comunidad. No, qué hicieron cuando ya las asesinaron, es que se nombraron justicia para Berta. ¿Y cuando estaba Berta quién la acompañó? ¿Quién escucha a los pueblos? Es que nos condenan al silencio.
Qué es lo que pasa aquí: que no se ve. Aquí no se ve las noticias de nuestros países, aquí no se habla de cuántos defensores están encarcelados, y de cuántos defensores están asesinando a diario, de cuántos del movimiento campesino a cada rato les queman sus casas, los despojan, cuántas ordenes de desalojo emite el gobierno para desalojar el movimiento campesino, por tener un derecho a tierra para sembrar, a tierra para cultivar, para llevar comida a casa. Y no estamos pidiendo grandes cosas. Estamos pidiendo a lo que tenemos derecho: todo mundo tiene derecho a un trocito donde levantar cuatro paredes y donde sembrar la semilla para llevar comida a casa.
Nadie está pidiendo desarrollo de edificios en las comunidades, que nosotros somos comunidades humildes que viven de ello. Pero para ellos es muy fácil condenarnos al sacrificio. Porque no importamos. Nuestros países no le importan. A Europa no le importan por cuántas comunidades tienen que pasar para su bendita transición. Y esto no es justo. Y no es justo ni para la tierra. Es que somos el puto cáncer, y estamos matando, y no tenemos otro mundo a donde ir.
O sea, el sueño de marte o de la luna, para los astronautas, pero para nosotros ésta es la realidad. Ésta es nuestra casa común, y las comunidades aceptan el compromiso, porque no sólo es un compromiso político, es un compromiso ético. Hablamos de dignidad también, de asumir la responsabilidad donde estemos. Nosotros como comunidades estamos allá, al frente del tolete, de todo lo que significa estar en la línea roja, defendiendo, porque sabemos quiénes vienen.
A nosotros nos matan. Somos un perro más en la calle para ellos. No les importa, y porque nos puede matar adelante quien sea, incluso por miedo, nadie va a decir quién fue. El silencio está ahí. Entonces, cuando se hable una transición, también hay que exigir que sea justa. Qua sea lo que Europa pueda sostener. Que lo sostenga Europa. Que se haga cargo de lo que quiere vivir, del modelo que quiere tener. Pero no de nuestros pueblos, no nuestras montañas, no nosotros. Porque no su modo como oveja al matadero. No queremos seguir siendo esto. No queremos estar en el exilio.
Parece que fuera unau topía el querer volver a casa. Porque realmente nosotros no estamos completas. Ni nuestros hijos. Son familias enteras, son comunidades enteras, que están siendo obligadas a dejarlo todo. ¿Por qué? para qué poquito, que pueden decir, es un cachito… no, no tienen nada, ¿pero qué es riqueza? 31:43 Para aquel que extrae oro cree que eso es la riqueza. Para nosotros no. Siempre ha sido la tierra y las semillas. Y esa dignidad, el tesoro más preciado, pues es también el conocimiento sea. Y eso se tiene cuando, se tiene raíz. Y cuando se es consciente de qué eres, qué quiere ser, y qué quieres dejar en esta huella, en este mundo. De lo contrario, seremos nada, un soplo.
MODERADORA: Alejandra, también os quería preguntar cuál es la represión que sufrís y de qué forma le hacéis frente o qué estrategias de lucha y resistencia tenéis.
Alejandra: La represión tiene múltiples mecanismos y múltiples efectos también, O sea, en Colombia, principalmente a las comunidades que se oponen a los grandes mega-proyectos extractivos, una de las estrategias que más ha venido desarrollando el Estado colombiano es la estigmatización. Y la estigmatización, principalmente, ubicando a los líderes y a esas comunidades como opositores al desarrollo, porque ahí empieza un poco el debate. Es decir, que todo lo que sean proyectos extractivos y presencia de empresas transnacionales, pues es la idea de desarrollo. De que eso va a dejar renta minera o renta petrolera al país y que ese es el dinero con el que se va a financiar los gastos de un país principalmente.
Claro, porque lamentablemente Colombia ha perdido la diversificación de su economía y también ha generado, obviamente, un abandono estatal a muchas comunidades, especialmente comunidades rurales. Se ha venido perdiendo la vocación campesina, la vocación agrícola, la que se sobrevivía. Antes éramos despensa propia, en el tema de alimentación, pero ante políticas de abandono al agro, al campo, pues mucha gente no puede vivir de eso. No puede vivir de sacar sus cosechas porque es muy costoso: el transporte (están en comunidades lejanas), también lo que se les paga por ellas es menos y también tienen la tentación del narcotráfico, el negocio de la coca.
Ante esas dificultades, pues se les presentan las mafias y los cárteles del narcotráfico, pues, a ofrecerles que pongan sus tierras al servicio de la siembra de hoja de coca y ellos mismos llegan y sacan el producto y se los pagan a 400 o 500 % de lo que cobrarían por una cosecha de alimentos. El tema de la tierra en Colombia es el problema central, porque ha sido además ligado a monocultivos y también a expansión de negocios de la oligarquía colombiana, por ejemplo el tema del ganado, que ha determinado también nuestro menú alimentario. En Colombia, por ejemplo, la gente dice, no hay nada más por que pasar una semana sin carne, porque nos impusieron que la carne era uno de los alimentos principales en nuestro plato y por tanto había que comprarlo. Culturalmente lo hicieron y es que hay una unidad: el sector ganadero en el país que está muy ligado al paramilitarismo y obviamente a los gobiernos hasta hace tres años. Eran los, los dueños del país. Pero además los dueños de la mayor parte de la tierra y además quienes desarrollaban precisamente esa economía nacional ligada a también a monocultivos con relación con empresas transacionales.
A la gente se le ha quitado la vocación campesina, les han arrinconado a pocas, a pocas tierras productivas y además con la llegada del boom, el extractivismo, principalmente el minero-energético, también, obviamente se le ha venido quitando mucha, mucha tierra a la población campesina, indígena y afro-descendiente, y a quienes se han atrevido también.
Por ejemplo, en el tema de la minería del oro y de las piedras preciosas, plata, esmeralda, se han unido a esa economía de base artesanal, pues han sido también ilegalizados, han sido también criminalizados en general. Todo lo que no sea controlado por el Estado y por los actores con los cuales tienen sus alianzas y sus intereses, es visto como opositor y como enemigo del desarrollo que plantean las políticas governamentales. Y ese ha sido uno de los mecanismos que más hemos experimentado. Han sido miles y miles de líderes, defensoras de derechos humanos, líderes de oposición que han sido estigmatizados y además criminalizados; a partir de eso han sido acusados, además, de pertenecer a la insurgencia o a grupos criminales, o a grupos ilegales de minería, y han sido encarcelados.
Colombia, además, tiene muchísimas demandas administrativas de reparación y de resarcimiento por procesos judiciales que se le han abierto a mucha gente con esas acusaciones y que luego no tienen fundamento jurídico.
Pero eso además trata de poner en disputa a los liderazgos en esas comunidades con las propias comunidades, porque el hecho de llamarles «opositores al desarrollo», llegan las empresas (que eran poco lo que planteas también, como las estrategias que tienen a las comunidades) a financiar, a dotar las escuelas, a dotar los hospitales, a generar actividades deportivas y dotarles de actividades extra-escolares para los jóvenes, para los niños… en general, actividades culturales, financiar las fiestas, prometiendo empleo… y eso ha puesto mucho en disputa comunidades con líderes o con otros sectores de la comunidades. Porque dicen «bueno, sí, es todo esto, lo que nos va a venir, entonces, ¿por qué nos vamos a oponer a todo esto? Si esto es el desarrollo y tenemos derecho a ello». Entonces, esa ha sido también una estrategia que ha hecho mucho daño.
Y la otra es la violencia directa, y es el asesinato de liderazgos; además estamos en casi todos los rankings mundiales, pero de las peores cosas. Colombia con Brasil son los países que más asesinan defensoras de la tierra, y la mayoría de la estrategia es, no solo eliminar a la persona, sino generar miedo en las comunidades. Que eso es lo que te puede pasar. Eso, a su vez, desarticula el tejido social y el tejido de resistencia en las comunidades. Esa es la más explícita.
Pero la otra es como lo que también mencionan las compañera: el acoso permanente, el hostigamiento permanente, violaciones a las mujeres o hostigamiento a familiares de los liderazgos en general… y eso es una amenaza constante.
También financiamiento de liderazgos. No es solo eso, sino también captan personas, y las forman, les pagan un salario para que sean quienes promuevan la llegada de sus proyectos a las comunidades, y repliquen lo que harían las propias empresas. Porque si lo hicieran las propias empresas sería un poco más cuestionable. Para que sea de la misma gente por la que pueda entrar.
En Colombia ¡es tan complejo! Porque hay un conflicto armado de muchas décadas, en el cual hay unas guerrillas que han venido estando en disputa con el estado, y qua han venido defendiendo también la soberanía del Estado. En esa defensa han generado una resistencia también armada apoyando también a las comunidades. Entonces el relacionar todo con todo pues genera también que sea un caldo de cultivo para muchas cosas. Y, por supuesto, también un Estado que conformó, creó y sigue alimentando los grupos paramilitares para hacer el trabajo sucio que ha hecho, pero que no quiere que sea tan visible.
Entonces, eso genera unas situaciones de zozobra, de dificultad y de riesgo inminente y permanente en las comunidades, porque son estigmatizadas de ser ayudantes o colaboradores de las guerrillas. Pero a su vez los paramilitares les amenazan. Y el ejército mismo, que es un actor importante y es el ejército, la fuerza pública: el ejército colombiano que actúa de mercenario de las empresas transnacionales y eso ya está demostrado internacionalmente, que les han contratado para abrir el camino. Es decir, limpiar el camino para que ellos puedan entrar. Entonces, un ejército que está también al servicio, sobre todo, de estas empresas. Y una militarización impresionante: en Colombia hay 12 bases militares, a su vez varias de presencia estadounidense, pero sobre todo, ejércitos de alta montaña en las zonas estratégicas donde hay recursos, que son zonas totalmente controladas.
Entonces, la mayoría de las comunidades que están cerca de esas zonas pues sobreviven de pura valentía. Porque creen, porque han vivido, han nacido allá, porque no quieren renunciar a su vocación campesina, porque su territorio es su vida; quieren seguir ahí, quieren permanecer en el territorio, quieren desarrollar además (que eso sí quiere explicar luego más adelante para no extenderme) propuestas de auto-gesión, de auto-gobierno, de desarrollo alternativo (si lo queremos llamar así), y que no ven en estas propuestas de transición energética una vía incluyente, ni una vía justa para ellos y ellas.
Han sido muchas muchas de las maneras como han venido también mermando la movilización y la resistencia. Pero las comunidades también sobreviven a ellos, y sobreviven también con estrategias de auto-cuidado, con estrategias de protección, con guardias campesinas, guardias inter-étnicas, que generan su misma seguridad. Porque, claro, ya no confían en la seguridad del Estado, ni de ningún otro actor. Entonces también la supervivencia misma es el auto-cuidado y la protección misma de las comunidades.
Hay experiencias muy bonitas que podríamos hablar. También aquí varios compañeros y compañeras que han estado en las carabanas han podido conocer; Es cómo sobrevivimos a todo este embate de distintos actores, y sobre todo, también, sobreviven con propuestas políticas y con un proyecto político que habla de modelos diferentes, de creación de territorios agro-alimentarios, territorios inter-étnicos, que se auto-goviernan, que se auto-gestionan, que son auto-sostenibles y que también interpelan a la economía misma y al modelo económico.
Y también están planteando que esta transición es una transición de falsa, que es una nueva crisis del modelo capitalista. Una nueva crisis que se ha reencauchado en generar una economía verde, que es un lavado, un green washing de todas las empresas, con negocios del capitalismo, y lo que está generando es un neo-extrativismo. Porque la economía y el modelo económico sigue siendo el mismo. Porque se sigue produciendo las mismas mercancías (no hay una reducción de la sobreproducción de mercancías en el mundo), entonces se sigue requiriendo energía para ello.
Por todo lo que ha producido de calentamiento global nos están vendiendo la descarbonización, pero la descarbonización es eso, generar energía supuestamente limpias que necesita un neo-extractivismo, que necesita litio, necesita coltán, necesita cobre, y siguen necesitando lo mismo. Es un lavado de cara de la economía y un lavado de cara a los negocios que siempre han estado, porque parte de lo que cuestionan nuestras comunidades y nuestros movimientos sociales y políticos, es eso.
¿Cuál es la real soberanía? ¿Qué hay sobre ello? ¿Seguir dependiendo de los mismos actores, de la misma tecnología? ¿Es seguir dependiendo de ellos? Claro, se ha avanzado en el acceso a la electricidad con paneles solares, pero ¿de dónde esa tecnología? Es de aquí, es del norte global, nos la importan. Mandamos materiales; Nos importan tecnología. Seguramente sí hay acceso, pero no hay permanencia en el consumo ¿Por qué? Porque esos paneles solares, esos molinos eólicos o los proyectos de geotermia, de hidrógeno que se están haciendo en Colombia, pues ¿son de quién? De las transnacionales.
Tienen negocios redondos, el mercado es de ellos, la factura es de ellos… O sea, ellos son los que facturan, les pagamos a ellos. Mucha gente tiene acceso, pero se desconecta. Tiene que desconectarse, porque no tienen capacidad de consumo para lo básico. Eso pasa aquí también, pero en estas zonas rurales pues mucho más.
Entonces, tienen propuesta política, que es lo importante, y yo creo que eso es lo que los unen. Tienen además la posibilidad de seguir construyendo y seguir resistiendo, seguir mostrando que hay otra manera de hacer, de ser y de estar. Lo dejaré un poco por ahí luego.
Zenayda: Creo que como decía, Alexandra, el tema del rompimiento del tejido social es un tema sumamente complejo en nuestras comunidades, por el deseo voraz que tienen la empresa de llegar a nuestros territorios y extraer nuestros recursos, y esa es una estrategia que montan para debilitar la resistencia. Otra situación que se da es decir que nosotros no tenemos formación o deslegitimar nuestras luchas porque no tenemos conocimiento, porque somos gente inculta, gente sin formación académica. Y todos son expertos. De aquí llegan y de Estados Unidos llegan todos expertos, conocedores de lo que se debe de hacer en estos territorios para extraer nuestros recursos y hacerse más ricos.
Entonces, una de las estrategias de nuestras organizaciones es formarnos también. «Bueno, ustedes dicen que son los expertos, también nosotros tenemos conocimientos sobre por qué estamos haciendo nuestras propuestas». Claro, son expertos, en oro, en extraer recursos, en cuánto de mineral, en hacer cuentas y hacer números. ¿Cuántos son expertos en producir nuestra tierra? ¿En saber qué es lo que se necesita para vivir y salir adelante? Eso es lo que también deberían de estudiar y de aprender, porque esa relación que existe entre la Tierra y la Vida, la Tierra y el ser humano, eso es lo que se está perdiendo. Esa desconexión que hay entre lo que somos y lo que realmente necesitamos, eso es lo que se debería de estar estudiando en las aulas. Ahora, se forma para ser lo más capaces, los más inteligentes, los más estudiosos – las matemáticas aquí y todo allá, y hay una desconexión total de lo que realmente el ser humano necesita y lo que el Planeta necesita.
Dalila dijo algo muy importante. Yo creo que muy poco reflexionamos sobre eso: Somos nosotros, lo que estamos destruyendo este planeta. ¡Si él no no necesita! Somos nosotros los que dependemos cada día más de estar aquí, de permanecer aquí.
Nosotros en nuestras comunidades tenemos la capacidad de decir «hay que cosechar madera para el invierno» y saben ¿cómo se cosecha madera? ¿Alguien de ustedes tiene una idea cómo se cosecha la madera? ¿Cómo la cosechan aquí? Cortando el árbol y haciendo leña, ¿verdad? ¿Saben cómo nosotros cosechamos madera? yendo a recoger la misma madera que el árbol no necesita. Porque cuando un árbol crece demasiado, él solo bota las ramas que no puede sostener y esa es nuestra cosecha de madera. Nosotros no vamos a botar el árbol. Aquí dicen «necesitamos prender estas calderas y hacer fuego, porque hay que calentar las casas. Miren la manera que cosechan. Y digo yo «madre, mía, pobres árboles». Nosotros no. En nuestros territorios lo hacemos de manera diferente. Nuestros árboles, ellos solos botan las ramas que no necesitan y eso es lo que nosotros cosechamos y no tanta madera para el invierno que no necesitamos estar cortándolos.
Son formas que deberían de aprenderse. Esas son las formas que deberían de estar estudiando y que se deberían de estar hablando también en las universidades, pero como solo somos nosotros los pueblos incultos que nos fueron a descubrir cuando llegaron allá hace más de 500 años, que cambian la historia de una manera tan voraz, cuando llegaron a llevarnos a hacer ese intercambio de conocimiento.
¿Cuál intercambio? Fueron a aprender cómo nosotros vivíamos y a traer de allá lo que necesitaban para desarrollarse aquí, para sostener la forma y la vida como quieren vivir aquí. A nosotros nunca nos han preguntado cómo queremos vivir allá. Nunca. Porque nosotros no necesitábamos que nos llegaran a contar como querían ustedes que vivieran a allá. Nosotros ya teníamos una forma de vida. Y esos aprendizajes, eso que toda la vida hemos sabido hacer, eso es lo que queremos seguir haciendo.
Por eso es que resistimos y por eso nuestra estrategia de lucha es decirles, esas son nuestras propuestas alternativas que es lo que históricamente nuestras comunidades han hecho. Ahora se vende como economía solidaria, social solidaria, sí, pero es lo que históricamente en nuestras comunidades han hecho: las economías sociales, diversificar lo que se produce en nuestro territorio, comercializarse entre las mismas comunidades a través de intercambios. Esta comunidad tiene esto, la otra proporciona esto y así vamos sosteniendo las economías locales.
«Hagamos a agro-turismo» (porque le ponen nombres tan bonitos aquí). Yo lo invito a que vayan a hacer a agro-turismo. Nosotros como organización tenemos un proyecto de 24 años sobre alternativas económicas y nosotros hemos invitado a muchísima gente extranjera a que vaya a hacer turismo a nuestra comunidad. «Vaya, venga a conocer mi comunidad y venga a aprender a trabajar como trabajamos nosotros la tierra». ¿Usted quiere hacer turismo? No venga aquí a ocuparse a mis locales o que necesitamos disponer de una dieta alimenticia especial.Porque hay gente que llega con rollo y pilas, y (disculpen si ofendo) que no comen esto, comen lo otro, lo alternativo que no sabemos si es alternativo o plástico lo que nos estamos metiendo, pero tenemos tantas formas que le llaman ahora, a lo que no consumen o a lo que consumen, y vaya a aprender lo que consume la gente en la comunidad.
Nosotros en las comunidades no necesitamos andar que aquí hoy veo que llegas al súper y el huevo – lleva un celo ahí el dichoso huevo de que no ha pasado el proceso de calidad, si no, no es un huevo apto para el consumo. Vaya y aprenda las estrategias de las comunidades; Cuidemos la gallina como nosotros las cuidamos, vivamos con lo que la naturaleza nos da, y aprenda y va a ver que vas a comer más sano que lo que está comiendo aquí. El veganismo, el no sé cuanto y todas las propuestas alternativas que tienen. Porque dicen «No consumamos carne porque no sé qué vaina, no consumamos lo otro». Al final no sé qué quieren que consuman.
Nuestras comunidades tienen formas de consumo, formas de alimento y deben de respetarse esas formas, esas maneras, ese tipo de autogestión que tenemos en esas comunidades. El problema es que llegan con tantos expertos, nos dicen «se deben de organizar de esta manera. Se deben de hacer las cosas de esta otra forma. Para poderles ayudar… Para poderles traer aquí… Para poderles llevar…» ¿Cuándo nos preguntan a las comunidades lo que nosotros necesitamos, lo que nosotros queremos?
Nosotros en nuestras comunidades hacemos propuestas alternativas y tenemos formas de hacer nuestras cosas, de hacer nuestra gestión y tenemos las propuestas, por ejemplo, de saber dialogar ¿Cuántos tienen la capacidad aquí de saber dialogar? Muy pocos. A veces siento que son aquí menos tolerantes de poder dialogar y de poder conversar, y de poder debatir las ideas. Nosotros hemos tenido capacidad incluso de sentarnos hasta con los que nos han tratado de asesinar, ¿saben? Nosotros hemos luchado por más de 24 años con alcaldes de nuestras comunidades, gente de nuestra comunidad que ha dicho «sólo matando a Fulano, sólo matando a Zutano, solo así se arreglan las problemas» y hemos tenido la capacidad de sentarnos a dialogar y de decirle «¿Ve cómo traer una empresa minera aquí no es la solución el problema? ¿Ve cómo es empleo que usted está ofreciendo no es alternativo?».
Lo alternativo es producir para la gente, respetando el agua, respetando la tierra, respetando los recursos. Utilizamos tecnología, utilicemos tecnología. Sí, hagamos esa utilización de los recursos de manera adecuada. ¿Cómo debe de optimizarse el recurso hídrico, cómo debe de optimizarse lo que se le aplica a la tierra para que sea productiva? Esas son las formas y por ejemplo las comunidades que venimos resistiendo y sobreviviendo a ese rompimiento del tejido social, hemos luchado y hemos trabajado en propuestas para podernos atrever a convivir otra vez. ¿Por qué? Porque cuando llegan, como dice la compañera Alexandra, compran voluntades, compran alcaldes, compran líderes comunitarios. Pero tú no puedes linchar a esa otra persona o asesinar a esa otra persona. Tenemos que sentarnos y dialogar; dialogar y debatir esas ideas; tener esa capacidad.
Cuando las empresas se fueron… Nosotros logramos en 2017 la prohibición total de la minería metálica ¿saben? Después de haber tenido asesinados a compañeros, de haber sido perseguidos y de haber sobrevivido a situaciones muy duras. Hemos tenido la capacidad de podernos sentar después. Porque no puedes tú ser igual de matón que los que la empresa estaba promoviendo en la comunidad. Entonces ¿De qué estamos hablando?
Yo creo que cuando se habla, por ejemplo, de los modelos de esta transición, ustedes también deben de pedir cuentas de lo que sus países y sus gobiernos llegan a hacer a nuestros territorios, porque ese es un gran problema. El norte global sigue llegando con sus expertos a querernos decir cómo debería ser este modelo de transición. Y por ejemplo, nuestras comunidades hacen propuestas alternativas, pero no son las propuestas que quieren escuchar los gobiernos, entonces no son muy escuchadas.
En mi comunidad, en San Isidro Cabañas, tenemos una granja energética de paneles solares a través de la cooperación española. Tenemos una empresa atunera que es de empresa Calvo, todo mundo, creo que sabe eso perfectamente, que surca allá los mares de mi país pagando salarios mínimos precarios, en condiciones duras para nuestra gente. Y ¿a quién le importa? A nadie, porque aquí veo yo «oferta del atún». «Madre mía», digo yo, y si supieran que allá nosotros ni eso comemos porque nuestra gente vive tan jodida con esto allá. No es nuestra dieta ir a comer enlatado.
No es nuestra dieta. Nosotros queremos pescado y, vamos al río, a pescar, a comer directamente lo que necesitamos, y, por ejemplo, cuando se saca pescado, el pez del mar, cuando están muy pequeños son regresados al mar, porque no necesitamos ese tipo de pez. Eso no va a alimentar. Las atuneras surcan y traen todo. Y esos peces después ya muertos todos los vuelven a lanzar al mar. Después de días de haberlo tenido ahí congelándose, los vuelven a tirar del mar. Es un desecho y un desperdicio que están haciendo de nuestros recursos.
Y en nuestra resistencia y en nuestra lucha venimos y nos vamos formando sobre diferentes temas, hemos venido trabajando sobre diferentes temas, haciendo propuestas. Pero son propuestas que caen en saco rotos, porque no nos quieren escuchar. Yo creo que hablar de lo que hacen nuestras comunidades está hasta de más cuando conocen perfectamente nuestra resistencia, nuestra lucha, nuestro sacrificio. Como dice Dalila, seguimos poniendo nuestras vidas. Ahí históricamente se ha venido haciendo, y lo seguimos haciendo, y lo seguiremos haciendo, porque pareciera que nuestras propuestas y nuestras alternativas no llegan donde deben de llegar.

Entonces yo creo que también los territorios aquí tienen la oportunidad de volver la mirada y de observar lo que ha pasado en el Sur global, que no permitan que lleguen hasta el norte global, que ya están llegando. Porque como muchos proyectos aquí ya están llegando. Pero yo creo que todavía tienen la oportunidad de frenar algunas cosas.
Ustedes no viven la violencia que nosotros vivimos en nuestros territorios, y eso ya es una gran cosa, créanme. Ustedes no han tenido que sobrevivir a que les pongo a un arma en la cabeza; no han tenido todavía que pasar porque les quieran secuestrar un hijo; por que les quieran secuestrar o asesinar a su pareja, a su familia; no han tenido todavía que ver morir a compañeros. Yo he tenido que ver morir a una compañera con ocho mes de gestación, y ver morir a su hijo en su vientre. ¡Cómo brinca un vientre, buscando sobrevivir, una criatura dentro de la barriga de sus madre! Eso sí lo he tenido que ver, y ustedes todavía no tienen que ver esa violencia que nosotros vivimos en nuestro territorio.
Ustedes todavía no han tenido que salir de sus casas y dejar un proyecto de vida. Ustedes todavía no han tenido que sobreponerse al exilio y a lo duro que implica dejar tu tierra. Porque tenemos derecho a vivir en nuestros territorios, y eso es un hecho. Tenemos derecho a vivir como nosotros, queremos vivir en nuestra tierra. Pero tenemos gobiernos, serviles, al capitalismo y serviles a unos cuantos poderosos que mueven los hilos a través de las transnacionales en nuestros territorios y que vienen del norte.
MODERADORA: Un respiro – pueden ir pensando en preguntas. Veo aquí una interpelación directa sobre pedir cuentas o de cuál es una transición justa, entonces os quería preguntar qué le pedís, o qué exigís, qué esperáis de este movimiento ecologista vasco en esta transición justa.
Dalila: Yo creo que una investigación de sus propias empresas, una identificación, no sé una investigación, pero que sea propia. No que la haga la ayuntamiento, no que la haga, porque ya sabemos lo que nos van a decir, lo que quisiéramos escuchar, «que las empresas vascas no están allá». Sí están allá, están jodiendo, están chingando y mientras ellas chinguen otros también. Y lo que se debe hacer es investigar y exigir que retornen aquí, que liberen nuestro territorio, que salgan de nuestros patios y que den cuentas aquí, pero que también rindan cuentas locales allá, porque allá no solo han creado un impacto ambiental, una crisis, sino que también un impacto psicológico en los territorios, en los niños, en los padres, en las madres, en toda la zona. Entonces hay mucha mucha responsabilidad ante lo que está viviendo allá. Y lo que deben hacer los estados a los que pertenecen estas empresas, es dar cuentas.
Esa investigación, si tienen licencias o qué es lo que les permite a ellos ir a allá pues traerlos acá y hacerle algún juicio o lo que se le tenga que hacer, o andarlos al mambo o lo que sea, pero que dejen nuestro territorio libre. Es que nuestros países no están jodiendo a Europa. Ninguna empresa hondureña está por aquí haciendo explotación, ni está demandando. En cambio a nosotros nos sacan el mineral, lo compran, lo traen, lo pasan por horno, fabrican y luego nos avientan y todavía tenemos que pagar por ello. Tienen el negocio redondo.
Creo que parte de lo que nos corresponde – lo digo también ya que habito aquí- es hacer ese seguimiento, esa investigación y si hay que ponerse al frente de las empresas ya identificadas, pues hacerle ruido, como nosotros hacemos allá. Sabemos que Pinares es el empresa responsable: nos tomamos la calle, nos montamos al frente, le montamos pancarta y si hay que encerrar al alcalde lo encerramos también, y lo hemos hecho, no lo digo como idea. Encerramos al alcalde, nos tomamos la municipalidad, nos tomamos tres meses, una calle para montar un campamento porque no queríamos la minería. Es agarrar al toro por los cuernos, no por la cola. Por delante, si es que ellos nos llevan a nosotros por delante.
Me traía recuerdos Zenayda… ¿Ustedes saben que es un yagual? Un yagual, es esto, ¿y ustedes saben para qué se necesita esto? Esto se pone aquí y cuando ya tenemos la cabeza dura, nos vamos a río con las mamás, la tía, los primos y todos a buscar leña, lo que dice Zenayda cuando estaba diciendo eso. Es que yo me iba al río de Basoa, en el valle de Arratia, y nosotros podemos caminar con el tercio de leña en la cabeza y andar aquí otro leño y aquí otro, y así caminamos con equilibrio y somos felices a pie descalzo buscando leñas y maderitas y todo en el río. A mí me alarmó el que aquí no se pudiera sacar leña al río. Perdón, pero yo sí lo he hecho, yo si iba a sacar leña a Basoa para hacer tamales y cocinar frijoles al fuego y en una chapa. Pero que aquí no se puedan limpiar los ríos para que cuando vuelva a crecer no se tire por el otro lado, o esto.
Allá nosotros lo hacemos y cuando se arranca un árbol se siembran 5, y por obligación si no pues también linchamos a quien lo haga en la comunidad y que no lo respete se hacen también proyectos de esto. Me daba risa cuando decías, porque yo a lo compañeros con los que vivía en Basoa yo les decía «mi mamá se volvería, loca aquí agarrando leña y llevando para arriba en una carrera», porque eso es parte, con la leña y con todo lo que arrastra el río cuando crece. Allí es de ir con la motosierra y coger lo que ya está tirado. Hay mucha leña que no deberíamos ni estar comprando. Eso ayudaría también a cuidar, sacar el plástico, no solo una vez cuando es el día del río, el día el agua ¿no? Es que agua tenemos todos los días y el río está ahí lleno de babosadas y de todo, condones, plásticos de cerveza… Entonces yo creo que no somos ambientalistas una vez al día al año.
Aparte de eso de lo del Aguan, yo creo que después también articular de aquí los movimientos sociales como red, pero como una red fuerte. Las comunidades locales resisten porque están creadas en resistencia. Las comunidades no están solas, están vinculadas. El movimiento campesino del cual vengo… había una ruptura… lo que es la defensa del territorio en cuestión de asentamiento campesinos cuando se luchó en contra de toda la violencia que generó el Estado por lo de la Palma africana. Quemaron compañeros. Yo tenía 10 años cuando al frente de nosotros quemaron compañeros, bañados de gasolina para decirnos a los demás que era eso lo que nos iba a pasar. Siendo niños nos obligaron a mirar eso. Entonces nosotros traemos una perra rabia por dentro, porque hemos vivido en ese contexto, y es como «NO MÁS!».
Entonces las transnacionales es lo que representan para nosotros: es la brutalidad de toda la violencia directa y esas son las luchas, que también nuestros hijos seguirán mirando y la violencia que seguirán, y seguirá evolucionando la forma de atacarnos y llegarán a nuestras comunidades y llegarán en otras formas a seguir destrozando.
Pero aquí también tenemos que ir viendo de qué forma vamos avanzando. Si esto no funcionó, ¿qué más podemos hacer? Ir a ese escalón más. Sentarnos convocarnos, hacer encuentro, de esos rejuntes. ¿Dónde están todos estos proyectos jodiendo en este lugar? Hacer un mapeo general de dónde están y quién están luchando – pues juntémonos.
Eso yo lo hice con compañeros. Yo necesité luz verde del movimiento para ir asentamiento por asentamiento porque estaban divididos, peleándose, y el huevo de la gallina que donde lo había puesto la gallina, por pleitos de hombres porque estaban peleándose la verga, entonces … a ver, que la defensa de la tierra está convocando nuevamente a tomar las calles y dejemos el pleito para después y partámosnos la jeta luego. Pero la defensa va delante, porque yo puedo estar peleada con vos aquí, pero allá voy a ir a recibir una bala por vos como por todos los míos y eso lo tenemos claro. Y la resistencia lo tenemos claro que si tocan a uno del valle del Aguan se levantan 25 asentamientos. Y si hay que meter un paro nacional a nivel de país, lo montamos.
Yo no estoy aquí por una pancarta, yo estoy aquí por montar fuego con mi gente. Estoy orgullosa de la rebeldía que corre por mi vena, y por la que corre por mis ancestros, por mis abuelos y por la tierra que aún nos grita «Justicia por nos que mataron hace mucho». Nos convocan la rabia de todo lo que hemos vivido. Nos convocan la memoria y la responsabilidad, nosotros de la forma en la que estamos allá, y tiramos ahí y desde allá gritamos.
¿Que nos quieren silenciar? toda la vida nos han querido silenciar. Hemos vivido bajo la amenaza siempre, hemos crecido bajo la amenaza y hemos vivido. ¡Y más las mujeres!
El rol de las mujeres ante todo esto: ustedes no se imaginan lo que es sentir también que a nosotras se nos minimice por ser «viejas», dicen, alborotadas, que somos histéricas, y no sé cuánto. El 80% de las resistencias son mujeres al frente. Nuestros compañeros están ahí, sí, pero nosotras también estamos ahí y no estamos atrás de nadie. Estamos al frente. También hay que reconocer ese trabajo.
Esa transición es patriarcal porque las empresas contratan hombres, hombres que allá quieren obligar a las mujeres a estar sujetas económicas enfrentando la violencia y la frustración de esos tipos cuando llegan a casa. Es una violencia física, psicológica y económica que también es lo que representa toda esta transición, toda esta empresa.
Yo creo que parte de la responsabilidad que se tiene aquí es accionar aquí. Es preguntarnos si ustedes mismos qué están dispuestos a hacer, hasta dónde van a llegar, hasta dónde van a aguantar y de qué forma quieran defender. Porque nosotros lo tenemos claro y no vamos a perder nuestros ríos ni nuestras montañas. Al menos, no las vamos a dejar de defender. Y esto, el pacto con la Tierra, lo hemos hecho desde que nacemos. Nuestro ombligo está sembrado con árboles. En mi comunidad es una tradición que cuando nacemos un árbol se siembra con nuestra placenta y con nuestro ombligo. Esos son vínculos. Y eso no está los libros. Eso está en en lo que trae cada familia, lo que trae cada comunidad.
Entonces yo creo que nosotros tenemos que sembrar nuestra placenta, sembrar nuestro ombligo (no sé dónde queda aquí, si el hospital se lo devuelve, pero hay que ver de qué forma) o un mechón pero hay que sembrar de otra forma el ombligo, pues.
Zenayda: Yo un poco por la misma vía de Dalila pero desde los conceptos que hemos venido construyendo en nuestros territorios y es que aquí también hay que construir poder popular desde ahora, desde abajo y hasta las últimas consecuencias. Eso es construir rutas anti-capitalistas, anti-patriarcales anticolonialistas y con un horizonte común, con un horizonte comunitario, con un horizonte socialista, como lo queramos llamar, pero con un horizonte diferente a lo que hay ahora.
Eso pasa también por pues criticar el centralismo que hay también, el el elitismo que hay en los territorios también a veces en la forma de organizarnos entre las mismas comunidades que a veces reproducimos también mecanismos y dinámicas también excluyentes. También obviamente eso necesita esos procesos de emancipación también propios, como lo dice Dalila, desde emancipación como humanidad, como lo que somos en este en este Planeta. Y también ayudar.
Y sobre todo tener una mente descolonizada, porque vosotras nos estáis escuchando, pero también muchas de nuestras prácticas son colonialistas y las reproducimos también localmente en la relación con la gente migrada refugiada que llega aquí, con las políticas también que permitimos que a veces nuestros gobiernos.
Entender que la colonización continúa y, precisamente, la transición energética es una neo-olonización. Nos están cambiando también nuestra cultura a través de la información, a través del vestido, de la música en general o sea ya la gente por Temo, por Amazon, por todas estas, se viste con nada, con poco dinero y nos vestimos igual. ¿Sí? O sea, nos han impuesto un poco hasta eso. Nos han impuesto las dietas alimentarias, lo que debemos comer, porque porque hay un negocio detrás de ello.
Sí, hay empresas también que además nos han robado las patentes del maíz de la quinoa, de nuestros cereales, y nos han impuesto el arroz, nos han impuesto el trigo. Nos siguen imponiendo e imponiendo, y seguimos nosotros cayendo en esa lógica.
Construir poder popular es también eso, los grupos de consumo: consumir-producir en lo local, volver a producir ¿sí? para no depender tampoco de los otros. Me vienen a la cabeza uno de los de los fracasos, por ejemplo, el proyecto venezolano al que referimos todavía, el proyecto de Chaves que todavía citamos y referenciamos: uno de los fracasos es que perdieron la soberanía y la seguridad alimentaria. El 90% de lo que consumían lo compraban fuera, y ahí se cargaron la mayoría del proyecto porque la dependencia de los pueblos es su fracaso.
A nosotros además tenemos como condena tener riqueza, en el Sur global, tener riqueza en minerales. Entonces hay que descolonizar porque hay un proceso de neocolonización no sólo a través de la cultura de alimentación, sino también del conocimiento y de muchos otros sectores. La mayoría de las empresas en América Latina eléctricas son de capital español: Naturgy, Naturale, Canal Isabel Segunda… todas estas ligadas al agua, a la electricidad, a los bienes básicos de consumo… la comunicación: Grupo PRISA, Grupo Planeta… Además nos imponen cuál es la información, que acceso a la información tenemos, al conocimiento general… Los bancos: el BBVA, el banco Santander…
Hay un proceso de neocolonización a través de las empresas que no lo vemos, y los gobiernos que intenten, los pueblos que intenten resistirse y sublevarse pues pasa lo que está pasando en América Latina: abajo. O sea, lo que pasa en Argentina, Bolivia y Chile, que es el triángulo del litio, es una desestabilización de los gobiernos y los tejidos que han construido la resistencia de los pueblos. Porque ahí está litio, y el litio que se necesita para todo este proyecto, esta re-edición del modelo capitalista y para esta transición energética.
Entonces, al que asome la cabeza se la van a cortar, y es lo que está pasando. Toda la desestabilización en Bolivia, están financiando y compran gobiernos, porque esa es la única manera que tienen para hacerlo, porque todavía hay resistencia. Entonces hay que seguir acompañando y aupando esa resistencia. Pero esa resistencia también se hace con debates políticos y articulaciones políticas.
Aquí debatir la economía política mundial. Esto no puede seguir sosteniéndose, los privilegios que tienen norte global y que tenemos nosotras ahora como vecinas aquí, con la necro-política, con asesinar a media humanidad. O condenarla a la miseria, a la pobreza, a la exclusión, a la marginalidad, a la muerte y cargarnos el Planeta, la casa común. Entonces, eso hay que debatirlo entre las comunidades. No tenemos que hacer grandes debates (Ojalá que se pudieran hacer internacionalmente) pero es el papel que todos y todas jugamos.
Y cada uno lo lo lo tenemos nuestra parte de responsabilidad. Y aquí también tenemos mucha mucha responsabilidad frente a cómo mantener este este modelo de vida y seguirlo manteniendo, pero lo que lo que supone. O sea, cuestionarnos lo que lo ponemos, lo que consumimos, lo que hacemos, lo que construimos. Pero también desde nuestras prácticas personales pero también políticas.
Yo creo que hay que volver a hablar de emancipación, volver a hablar de poder popular, volver a hablar de horizontes estratégicos, políticos e ideológicos. Es que nos han cercenado hasta eso: la posibilidad de hablar de la política. Ahora se habla de otros temas, quizás muy importantes para la cotidianidad pero no para la vida hacia adelante, para el futuro entonces. Yo lo dejara un poco por ahí.
Dalila: Yo solo esperaría que ustedes puedan emitir un comunicado en solidaridad con Abya Yala. No necesitan hacer (porque a veces siento que se diluyen tanto en querer escribir tantos textos) un mensaje de solidaridad que explique en palabras sencillas pero potentes, que le digan a nuestra pueblo y a nuestra comunidades que está en resistencia con nosotros allá. No saben lo importante que es para nuestra gente saber que hay otros también hablando sobre lo que nos está pasando allá y sobre cómo deberían de ser las cosas de distintas.
Esa solidaridad que parece tan insignificante es tan importante para nuestra gente, porque se sienten acompañados, no se sienten tan solo y realmente a veces no dimensionamos como un comunicado o una cosa chiquitita pudiera llegar. Uno mueve un cartelito – y por eso le decía a Amaia «¿Puedes hacer en castellano el cartel?», porque para nuestra gente decir que debatimos sobre esto allá, que allá está el tema de El Salvador…
Porque cuando uno viene aquí dice de dónde eres «de El Salvador». «¡Ah, de El Salvador de Bukele!». ¡Madre mía! ¡No es El Salvador de Bukele! Pero la gente no debate, no habla sobre lo que está realmente pasando en el Salvador y nuestra gente necesita saber que sí estamos hablando sobre lo que está pasando en El Salvador. Necesitan saber que no están solos y que realmente estamos queriendo elevar la voz sobre la problemática que tenemos en nuestro país. Que no ha llegado un salvador a librarnos de las pandillas, sino que es un gobierno que reprime y que quiere callar y silenciar a todas aquellas voces que exigimos al respeto a los derechos humanos.
Una profesora me hizo un comentario «Es que a veces se debe de priorizar la seguridad porque los derechos humanos también pueden ponerse de pausa». Discúlpame, los derechos humanos es un concepto que ha nacido hace unos cuantos años: el derecho a la vida, el derecho a la alimentación, el derecho a la salud es un derecho que está enmarcado en esa seguridad en esa falsa seguridad que nos quieren dar los gobiernos. No podemos decir que vamos a priorizar por la seguridad al derecho a la vida, no vamos a priorizar la seguridad por el derecho a la alimentación, a la sanidad pública.
Entonces, un comunicado, una palabra, una cosa chiquitita que pueden decir «nosotras como movimiento ambiental nos solidarizamos con las luchas de las compañeras, y tal, y tal». Algo pequeño, pero que nosotros podamos decirle a la gente «Seguimos debatiendo, seguimos hablando, seguimos luchando y resistiendo».
Kinka sarea: borroka antikapitalismen bilgune
Honela azaltzen du bere burua Gipuzkoako Buruntzaldea, Oarsoaldea eta Donostialdean mugitzen den Kinka sareak: «Azken hamar urtetan modu autogestionatuan, eta erakunde hierarkikoetatik kanpo antolatzen diren borroka antikapitalistetatik gatoz: besteak beste transfeminismotik, okupazio mugimendutik, antiespezismotik, internazionalismotik, lurraren defentsa borroketatik… eta horietan segitzen dugu jarduten nahiz kinkan elkarrekin saretu».
Horregatik, Kinka sarea elkargune modura sentitzen dute: «Garaian izendatzerik gabe jada informalki egiten genituen gauzen inguruko hausnartze eta hauspotze gune bat eskaintzen duen sarea».
Autogestioa eta autonomia oinarri, kolektibotasunetik
Autogestioa eta autonomia du oinarri Kinka sareak, baina kolektibotasunetik. «Lan asalariatu eta kontsumismo dependentzia hausteko saiakeran ari gara, hainbat ekoizpen kolektibo, etxe okupa eta beste bideen bitartez».
Sistema kapitalistaren kontrako borrokan ekintza zuzena tresna bat dela diote: «Onartzen ez ditugun gizarte egiturak alboratu eta normatibitate itotzaile eta zapaltzaileei gaurdanik aurre egiteko bide saiakera kolektibotan gabiltza».
Bigarren topaketak dira aurtengoak
Duela zenbait urte, elkarren inguruan zebiltzan autonomoen artean elkartzeko eta elkar-elikatzeko topaketen beharra ikusi zuten. Hasieran barne mailako topaketak egin zituzten eta iaztik kanporaka begira ireki zituzten, Kinka sareak adierazi duenez, «kontziente garelako eskualdean beste proiektu eta kide autonomo ugari gaudela ta denen arteko elkargune potentzial hori sortzeko beharra dugula».
Hona hemen bi asteotan aurrera eraman duten egitaraua:
