DECLARACIÓN «NUESTRO FUTURO ES PÚBLICO – DEMOCRACIA ENERGÉTICA»

(English)(PDF)
FIRMANTES (*)

El objetivo de esta declaración es fortalecer, ampliar y unificar a los múltiples movimientos sociales comprometidos con la justicia energética y ambiental. Es parte de un proceso político abierto y continuo para desarrollar una narrativa, estrategias y acciones comunes.

Esta Declaración es fruto del trabajo colectivo realizado durante 2 días en las reuniones del Sector Energía, como parte de la Conferencia Nuestro Futuro es Público, que se llevó a cabo en Santiago, Chile, del 29 de noviembre al 2 de diciembre de 2022. La declaración fue redactada por un grupo diverso de participantes, entre los que se incluyen representantes indígenas, sindicatos, movimientos ecofeministas, organizaciones de justicia climática, colectivos de solidaridad y ONG. Invitamos de todo corazón a los aliados a firmar y unirse a este esfuerzo.

Más información en:
https://peopleoverprof.it/campaigns/our-future-is-public?id=13210&lang=es

Está más claro que nunca: las empresas energéticas, impulsadas por el lucro, han influenciado a gobiernos, instituciones internacionales y convenciones ambientales de las Naciones Unidas en la adopción de decisiones políticas que favorecen la codicia y la acumulación de capital.

Como tales, estas políticas no están priorizando las necesidades ecológicas y humanas. Hay grietas graves y profundas en la fe ciega en la economía de mercado neoliberal, fundada en décadas de privatización, extracción y explotación. Mientras miles de millones de personas en todo el mundo se enfrentan a la pobreza energética y a precios de la energía históricamente elevados, este es un momento crucial para llevar a cabo una transición hacia un sistema de energía pública basado en la justicia, la solidaridad y la democracia. Es hora de unirnos en todo el mundo para poner el cuidado de las personas y de nuestro planeta antes que el lucro.
A medida que nos alzamos contra la injusticia, trabajamos juntos por la democracia energética. Consideramos que esta lucha por la democracia energética es parte de una lucha más amplia por la justicia climática que reconoce la intersección entre el racismo, el clasismo, el capitalismo, la injusticia económica, la explotación por motivo de género y el daño ambiental. Debemos realizar los cambio sistémicos necesarios para realinear las economías con los sistemas naturales.

Tanto los colectivos locales, como las transformaciones regionales,nacionales e internacionales proponemos soluciones. Tenemos desafíos sociales y tecnológicos por delante. También hay falsas soluciones a la crisis climática que reproducen los patrones coloniales capitalistas.

Sin embargo, los grupos que luchan por la democracia energética en todos los niveles de la sociedad están liderando la resistencia y las soluciones para un futuro mejor.


INTRODUCCIÓN

EN EL SENO DE ESTAS LUCHAS SURGEN PREGUNTAS CLAVE:
¿ENERGÍA PARA QUÉ?
¿PARA QUIÉN?
¿POR QUIÉN?
¿CÓMO?

Nos encontramos en un punto de inflexión en la intersección de múltiples crisis. ¿Cómo poner fin a la pobreza energética sin seguir extrayendo combustibles fósiles? ¿Cómo podemos descolonizar y desmantelar las políticas de explotación energética a nivel local e internacional? ¿Cómo podemos poner en práctica las reparaciones con y para los países del Sur global, que son los más afectados por la crisis climática, para que puedan descarbonizarse? ¿Cómo desarrollamos la planificación participativa y garantizamos la equidad en los nuevos modelos energéticos?

En última instancia, tenemos dos opciones de transición energética: el imperialismo colonial verde o la democracia energética sustentada en la propiedad pública equitativa. Esta última opción desencadena un cambio fundamental en la forma en que entendemos, valoramos, consumimos y gestionamos la energía más allá del costo económico.

ES TIEMPO DE:

  • Descarbonizar
  • Democratizar
  • Desprivatizar
  • Descolonizar
  • Despatriarcalizar
  • Desmercatizar
  • Desmercantilizar
  • Decrecer

nuestros sistemas energéticos a nivel mundial, regional y nacional!

JUNTAS DEFENDEMOS

I – El acceso a la energía como un derecho humano
II – Energía de propiedad pública
III – En contra del colonialismo verde
IV – Los valores: del lucro al Buen Vivir
V – Reducción del consumo de energía y suficiencia energética para todas las personas
VI – Financiamiento de transiciones energéticas justas a nivel mundial

 

I. EL ACCESO A LA ENERGÍA COMO UN DERECHO HUMANO

  •  El acceso universal a una energía limpia, asequible y segura debe ser reconocido como un derecho humano.
  • La energía es un bien público, un servicio básico y una necesidad común.
  • La energía es crucial para la vida y para todos los seres. Nos permite acceder a otros derechos humanos como el agua, la alimentación, la salud, la educación, la movilidad y la conectividad. No puede someterse a las leyes del mercado.
  • La lucha contra la pobreza energética es una lucha mundial. Apoyamos la prohibición de las desconexiones para garantizar que nadie se quede en la oscuridad o sin energía para cocinar.

II. ENERGÍA DE PROPIEDAD PÚBLICA

  • Todas las fuentes y tipos de energía deben ser de propiedad pública. Se necesita una misión y un mandato públicos para abordar los obstáculos sociales, políticos y tecnológicos que tenemos por delante.
  • No podemos descarbonizar dentro de un modelo energético neoliberal con fines de lucro. Para reparar el daño que los sistemas de energía industrial han causado a la Madre Tierra, la energía tiene que estar en manos colectivas.
  • La propiedad pública no debe tener fines de lucro. Todas las inversiones deben volcarse al mantenimiento de un sistema energético justo para las personas y el planeta. Esto debería organizarse, gestionarse y ejecutarse de conformidad con los derechos humanos y los principios de igualdad de género.
  • La función del Estado es proporcionar un acceso equitativo a una energía limpia, asequible y fiable, y proporcionar empleos seguros de calidad para los trabajadores. Los Estados están bien posicionados para coordinar el proceso de recuperación de la infraestructura de producción, transmisión y distribución de energía en manos de un gobierno democrático. Sin embargo, la propiedad pública trasciende al Estado.
  • No hay una solución única. La democracia energética es contextual. La planificación energética es necesaria a nivel local, nacional y regional, y debe reconocer las necesidades culturales, sociales y políticas, y reconocer todas las formas de discriminación.
  • Un sistema energético de propiedad pública requiere una planificación y una gobernanza energéticas democráticas y participativas. Las entidades públicas deben colaborar con las comunidades, activistas, trabajadores más vulnerables. Los sindicatos, los grupos comunitarios y las organizaciones de base están bien posicionados para apoyar este proceso y deben contar con recursos suficientes.
  • Los grupos oprimidos y afectados deben participar en las decisiones sobre la política energética y ser compensados en la transición energética por su experiencia. Es necesario escuchar y priorizar estas experiencias. No pueden ser un complemento de última hora y estas voces deben influir en los procesos de toma de decisiones.
  • Solicitamos espacios públicos accesibles y democráticos para discutir cómo, por qué y dónde se utiliza y produce la energía. Es hora de poner fin a la toma de decisiones tecnocrática, elitista y poco transparente.
  • Se necesitan diferentes escalas y formas de propiedad pública en función del contexto. Esto requiere procesos de toma de decisiones profundamente democráticos y puede combinar asociaciones público-públicas y colaboraciones públicas de la comunidad que pueden involucrar prácticas cooperativas y más autónomas.
  • Los sistemas energéticos públicos nacionales, regionales e internacionales deben sustentarse en asociaciones público-públicas en los países y entre ellos, y desarrollarse en colaboración con los sindicatos. Esto incluye poner fin al trabajo precario.
  • Deben desarrollarse las asociaciones público-públicas dentro y con otros países, y en colaboración con los sindicatos. Esto incluye poner fin al trabajo precario
  • Las soluciones comunitarias, como las cooperativas de energía, únicamente podrán alcanzar su potencial bajo un modelo de propiedad pública democrática integral. De lo contrario, es probable que las iniciativas locales se vean limitadas por el marco neoliberal más amplio.
  • Apoyamos el pluralismo tecnológico. La propiedad pública puede aportar los fundamentos para decidir colectivamente qué forma y tipo de energía se adapta a cada contexto.

 

III. EN CONTRA DEL COLONIALISMO VERDE

  • La descolonización debe estar en el centro de la democracia energética. No podemos aceptar y no aceptaremos patrones de explotación de personas, trabajo y bienes comunes naturales.
  • Nos oponemos al extractivismo colonial verde que despoja a las comunidades de sus tierras. No se pueden apoyar proyectos públicos o privados que sacrifiquen a los pueblos y a las naciones. No hay transición energética justa si se maltrata y despoja a las comunidades.
  • Si los proyectos descartan y socavan a las comunidades afectadas, nos solidarizamos uniéndonos a la resistencia. Los proyectos deben tener un proceso inclusivo y democrático para abordar los costos ambientales, sociales, culturales y económicos y mitigar los impactos. Esto garantizará el éxito y la velocidad de la transición energética a largo plazo.
  • Exigimos un desmantelamiento activo de la arquitectura financiera internacional del colonialismo verde. Las instituciones financieras internacionales (como el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial) ya no deberían proporcionar financiación para soluciones falsas y proyectos extractivistas coloniales.
  • Nos oponemos a los tratados de comercio internacionales que facilitan la extracción a nivel mundial, por ejemplo, el Tratado sobre la Carta de la Energía, ya que sustentan una arquitectura corporativa de impunidad.
  • Toda nueva producción de energía verde debe tener en cuenta la totalidad de la cadena de valor y suministro a nivel mundial y construirse con equidad y justicia para todos.
  • La desprivatización, despatriarcalización y descolonización deben ir de la mano.
  • Recuperar lo robado será una lucha larga y difícil. Esto requiere devolver la soberanía a las naciones y pueblos del Sur global que han sido despojados de sus decisiones políticas, sociales y económicas.
    Esto debería comenzar con los grupos históricamente discriminados, como las comunidades campesinas, los afrodescendientes y los pueblos indígenas, las mujeres y los jóvenes.
  • Esto requiere descolonizar la producción de conocimiento, escuchar el conocimiento e integrar los valores que han sido marginados para transformar el modo en que  producimos y reproducimos nuestro modelo socioeconómico.

IV. LOS VALORES: DEL LUCRO AL BUEN VIVIR

  • Nuestra percepción de la energía ha sido subsumida por las fuerzas competitivas del mercado. Los conceptos de costo y valor se han contaminado con la codicia
    capitalista.
  • Es hora de aplicar los valores de las comunidades indígenas, ecofeministas y comunidades de primera línea en la forma en que discutimos, generamos y utilizamos la energía. Históricamente, las mujeres han dado su energía en roles de cuidado no remunerados y subvalorados, por lo que la transición a un sistema energético democrático necesita colocar el cuidado, el bienestar y la reciprocidad a la vanguardia de los futuros sistemas económicos y energéticos.
  • Es importante poner el respeto por la Madre Tierra y todo lo que ella nutre en el centro de nuestro discurso energético y utilizar un marco de “la vida en la tierra”. Como la energía crea vida y toda la vida es energía, intentamos no solo por pensar con nuestras cabezas, sino también con nuestros corazones y todo nuestro ser.
  • Las prácticas ecofeministas basadas en la relacionalidad y la interdependencia deben integrarse en todos los niveles de toma de decisiones energéticas. Esto incluye fomentar un liderazgo feminista basado en el apoyo mutuo y la responsabilidad colectiva para organizarse a través de medios culturales, espirituales, económicos y sociales.
  • Al colocar las perspectivas ecofeministas e indígenas en el centro de nuestros movimientos, somos capaces de avanzar hacia un cambio sistémico, no solo en el modo en que discutimos y desafiamos el poder, sino también en el modo en que construimos, colectivamente nuevas relaciones de igualdad de poder.

V. REDUCCIÓN DEL CONSUMO DE ENERGÍA Y SUFICIENCIA ENERGÉTICA PARA TODAS LAS PERSONAS

  • El consumo mundial es extremadamente desigual. Los países y las comunidades dominantes que más han lucrado a partir del sistema energético de explotación y extracción deben asumir su responsabilidad económica, política, social y ambiental.
  • La reducción de la producción y el consumo de energía es una responsabilidad colectiva, no individual que debe ser encabezada por los gobiernos.
  • Reducir el consumo de energía en el Norte global es una cuestión sistémica. La lógica de privatizar las ganancias y socializar las pérdidas ha permitido que durante décadas, o incluso siglos, las corporaciones, no se hagan cargo de sus acciones.
  • Quienes más consumen, tanto a nivel local como internacional, deben asumir la responsabilidad de su consumo excesivo y estilo de vida imperial. Esta carga no debería recaer sobre los menos responsables, pero más afectados por la crisis climática.
  • Apoyamos activamente una reducción socialmente justa del consumo de energía. Abandonar la fe ciega en el crecimiento económico y apoyar los principios de decrecimiento que abordan explícitamente la injusticia de clase.
  • Debemos abordar el consumo energético industrial. Por ejemplo, las industrias del cemento, la minería, el transporte y la agroindustria consumen una enorme cantidad de energía y deberían ser objeto de reducciones de energía para mantenerse dentro de los límites planetarios.
  • La suficiencia energética comprende una buena calidad de vida y dignidad para todos.Debemos dar prioridad a la energía para los bienes esenciales, los servicios públicos y otras sociales y reproductivas.

VI. FINANCIAMIENTO DE TRANSICIONES ENERGÉTICAS JUSTAS A NIVEL MUNDIAL

  • Reparaciones financieras del Norte global al Sur global. Los programas internacionales de reparación climática son cruciales para proporcionar a las poblaciones del Sur global los medios y la autonomía para desarrollar economías bajas en carbono en su propio beneficio.
  • Se debe ofrecer una compensación justa a los países y las comunidades del Sur global para que no extraigan combustibles fósiles. Debemos reconocer que las naciones del Norte global se han beneficiado de esta extracción y explotación durante siglos.
  • Las reparaciones deben incluir intercambios de tecnología, conocimientos y capacidades, en combinación con el desmantelamiento de los regímenes de propiedad intelectual, a fin de permitir el desarrollo de mayor tecnología para una transición ecológica en interacción con las comunidades a las que deben servir.
  • Nos oponemos a la apropiación empresarial de la financiación pública, independientemente de la fuente o el tipo de energía. Los préstamos y subsidios públicos que apuntalan los beneficios de las inversiones privadas, incluidos los Productores Independientes de Energía (PIP) y los Acuerdos de Compra de Energía (CCE), incurren en una deuda insostenible con la población y deben detenerse de inmediato.
  • La propiedad pública y la financiación de la transición energética tienen que garantizar que cualquier beneficio se reinvierta en el mantenimiento y desarrollo de infraestructuras social y ambientalmente justas.

Esta declaración conjunta es parte de un proceso más amplio que alienta la escucha y el aprendizaje colectivos. Reconocemos que la búsqueda de perfeccionismo y el radicalismo estricto impedirán que nuestro proceso se convierta en un movimiento. Llegamos a este espacio con plena consciencia de que hay más aspectos que nos unen de los que nos separan.

Fomentar transiciones justas para la consecución de democracia energética será un proceso difícil, repleto de contradicciones. Esperamos que en este esfuerzo conjunto podamos aprender y trabajar en solidaridad.

Quisiéramos utilizar este espacio para aprender de las luchas de cada uno y construir alternativas comunes.

En este enlace puedes consultar materiales para continuar el debate:
https://docs.google.com/document/d/15d3WK0Kuk7E106ukH9NB-vLA1XYJP-vmmANfxCaqsXME/edit


(*) FIRMANTES

RLS – Rosa Luxemburg Stiftung; TNI – Transnational Institute; CASA – Centro de Analisis Socio Ambiental; Comuna, Droit à l’énérgie; Enginyeria sense Fronteres; Gender CC – Women for Climate Justice Southern Africa; Global Initiative for Economic, Social & Cultural Rights; GTCCJ – Grupo de Trabajo Cambio Climático y Justicia; La Sandia Digital – Comunicamos los mundos que soñamos; OEP – Observatorio de ecología política de Venezuela; PLATFORM; Red Transición Energética Popular; UMSS – CESU Universidad Mayor De San Simón,Centro De Estudios Superiores Universitarios; UNTyPP; Working Group for Energy Democracy.


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