La exigencia “Tierra, Libertad y Justicia” más vigente que nunca

La CNPA MN a 103 años del asesinato del general del Ejército Libertador del Sur, Emiliano Zapata Salazar por la clase política contraria al desarrollo nacional que incluya a los más pobres de este país, manifiesta lo siguiente:
El porfiriato, no solo se había perpetuado en el poder, había entregado a empresas norteamericanas, inglesas y francesas gran parte de la riqueza nacional, a saber: petróleo, minerales y ferrocarriles a través de la inversión extranjera.
 
Madero centró su lucha contra el porfiriato enarbolado “Sufragio efectivo, No reelección” pero nada en contra de la entrega de la riqueza nacional, incluso en el punto 3 del Plan de San Luis, Madero comprometió: “… En todo caso, serán respetados los compromisos contraídos por la administración porfirista con gobiernos y corporaciones extranjeras antes del 20 del entrante”
 
Similar postura ha asumido AMLO, cuando ha señalado que los gobiernos anteriores han entregado entre 50 y 60 millones de hectáreas en concesiones a empresas trasnacionales, sobre todo mineras, pero no las cancelará a pesar del daño ambiental que provocarán y no haber consultado a los pueblos indígenas violentando los compromisos internacionales en materia de derechos indígenas, pero más aún, avalando la política extractivista y de despojo; al igual que NO cancelará los contratos derivados de la reforma energética porque “respetará los compromisos contraídos por las administraciones anteriores” 
 
En otra parte del punto 3 del citado Plan de San Luis, Madero expuso: “Abusando de la ley de terrenos baldíos, numerosos pequeños propietarios, en su mayoría indígenas, han sido despojados de sus terrenos… Siendo de toda justicia restituir a sus antiguos poseedores los terrenos de que se les despojó de un modo tan arbitrario, se declaran sujetos a revisión tales disposiciones y fallos y se exigirá a los que los adquirieron de un modo inmoral, o a sus herederos, que los restituyan a sus primitivos propietarios…” Esta fue la parte en la que coincidieron los zapatistas.
Sin embargo, desde mediados de 1911, Zapata y la junta revolucionaria, observaron con amargura y decepción la posición moderada y conciliadora de Madero con los porfiristas, pero sobre todo su falta de compromiso a cumplir con la repartición de tierras.
 
Actualmente, AMLO ha preferido pactar con los poderes facticos y caciquiles que tanto dijo querer combatir, aplica una política de contención social con programas asistencialistas de corte clientelar y electoral, legaliza la militarización del país con la Guardia Nacional aunque diga lo contrario, su embate contra las organizaciones sociales que contribuimos de manera significativa a fortalecer el tejido social de las comunidades, revela sus verdaderas intenciones, añora un pueblo desorganizado para que sea presa de la oligarquía nacional aliada a los poderes trasnacionales.
 
El general Emiliano Zapata fue asesinado por haber insistido con la junta revolucionaria en la restitución de las tierras a los campesinos, pues sostenía que las tierras habían sido arrebatadas al pueblo por caciques, hacendados y terratenientes, y deberían ser devueltas a sus dueños originarios, fue genuinamente expresado en el Plan de Ayala firmado el 25 de noviembre y promulgado el 28 de noviembre de 1911.
 
Los colectivos, comunidades, organizaciones indígenas y campesinas, así como organismos defensores de derechos humanos que estamos en la lucha contra el despojo, por la defensa de la tierra, el territorio y los recursos de nuestras comunidades, hemos sido criminalizados y judicializados, reprimidos, encarcelados, asesinados y desaparecidos por el Estado o con la aquiescencia del Estado mexicano. Hoy, además de los caciques, las empresas privadas nacionales y sobre todo extranjeras arrebatan a los indígenas y campesinos la tierra, el territorio, sus recursos; ahora al despojo se le llama pomposamente “concesiones”, esta política va apuntalada con el uso e impulso de grupos paramilitares y la delincuencia organizada.
 
La clase política mediante la prensa de la época tildó al Gral. Emiliano Zapata de “bandido”, de “hombre – bestia”, “el sanguinario”, “el destructor de Morelos” y tantos otros calificativos para deslegitimar la lucha revolucionaria que impulsó junto con sus compañeros de armas.
 
Ahora, el presidente de la república tacha de “radicales ultraconservadores” a quienes nos oponemos a su política de continuidad y profundización neoliberal que lleva consigo la imposición de megaproyectos, extractivismo, despojo y entreguista.
Hace 103 años, Jesús Guajardo llevó a cabo la operación preparada por el Gral. Pablo González de aniquilación del caudillo del sur, sueño dorado de Venustiano Carranza y la clase política de aquella época; ciertamente cegaron su vida, pero no eliminaron el anhelo de tierra y libertad, de paz con justicia social de la clase empobrecida de este país.
 
Tampoco el asesinato de nuestros compañeros Antonio Esteban Cruz, Manuel Gaspar Rodríguez, Noé Jiménez Pablo, José Santiago Gómez Álvarez, Frumencio Solís, Meztli Omexóchitl Sarabia y lamentablemente decenas de activistas y luchadores sociales más, nos hará desistir de la lucha por construir un país soberano, democrático e independiente, que elimine la desigualdad y exclusión social.
 
Aunque Zapata y Villa no participaron en el congreso constituyente de 1917, a ellos se debe el pacto social emanado del mismo, incluyendo el artículo 27 y demás derechos económicos y sociales, que, con las denominadas reformas estructurales impuestas por la vía parlamentaria con Peña Nieto, ha sido eliminado.   Reformas estructurales que el presidente AMLO comprometió derogar, entre ellas, la energética, la educativa, etc pero NO ha cumplido y, en la iniciativa de Reforma Eléctrica NO considera elevar a rango de derecho humano la luz eléctrica para que sea accesible para toda la población. Peor aún ha alentado a las empresas privadas a “aprovechar” las concesiones mineras que les han sido otorgadas y rehabilitar proyectos hidroeléctricos para fortalecer los proyectos mineros, lo cual trae consigo hostigamiento y criminalización de la lucha social ante la resistencia que realizarán las comunidades y organizaciones indígenas y campesinas.
 
Por lo anterior, desde la CNPA MN, rendimos sentido homenaje al General Emiliano Zapata Salazar, y reafirmamos nuestro compromiso de seguir enarbolando sus ideales y continuar luchando por “tierra, libertad y justicia”
 
Atentamente
CNPA MN
¡Hoy más que nunca, ¡Zapata vive, la lucha sigue!   ¡Antonio, Manuel, Noé, Santiago, Frumencio, Meztli viven, la lucha sigue!

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