- Exposición Virtual
- Contextualizando la exposición
- Cumbres climáticas y movimientos sociales: una cronólogía
- Formas de arte en la exposición
- Algunos casos incluidos:
Lugar: Centro Meduoambiental Cristinaenea
Del 30 de septiembre a diciembre
Horario de la exposición:
De lunes a sábado: de 9:30 a 13:30 y de 15:00 a 19:00 h.
Domingos y festivos: de 10:00 a 13:30 h.
La emergencia climática, o el cambio climático antes de alcanzar sus niveles actuales, ha derramado ríos de tinta. Pero sobre todo, los textos han versado sobre la situación, las perspectivas, las consecuencias, las predicciones; grado arriba grado abajo, años límite; o sobre el plano político e institucional, qué acuerdo se firmará, quién lo firmará o no, si EEUU se excluirá, etc.
Sin embargo, y a pesar de la enorme participación de la sociedad civil, de su peso en el mantenimiento de propuestas o en la introducción de otras nuevas, a excepción de momentos puntuales como protestas o acciones concretas, el movimiento climático carece de una reflexión histórica. Si por algo se ha caracterizado este movimiento es por ser imaginativo, creativo, diverso y colorido, por lo que, esta falta de reflexión se extiende también a la parte gráfica.
Con el fin de cubrir ese vacío y para celebrar e impulsar ese movimiento hemos organizado «Gráfica Social: Cumbres climáticas, activismo social»
La larga historia del Movimiento Climático
El tema del cambio climático viene de lejos. Ya en 1896 el científico sueco Svante Arrhenius afirmó que el uso del carbón provocaría un aumento de CO2 suficiente para causar el calentamiento global. En 1979 la Organización Meteorológica Mundial (OMM) celebró la Primera Conferencia Mundial sobre el Clima en Ginebra y en 1995 se celebró en Berlín la primera Conferencia de las Partes o COP de las naciones firmantes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). La razón de la ONU para organizarla fue que los países industrializados no estaban tomando medidas contra el calentamiento global como estaba previsto. Veintiséis años después, la actitud no ha cambiado mucho; la situación, sin embargo, ha empeorado.
Desde entonces, se han celebrado 25 cumbres. La de este año en Glasgow, aplazada el año pasado, será la 26ª. Así que son muchas. Mucho a analizar, muchos elementos para inventariar.
Manifestación en Río, 1992
Desde el principio se organizaron protestas sociales contra lo que los gobiernos proponían en ese momento como solución. Evidentemente, muchas veces eran claros retrocesos y no se correspondían con la ruta marcada. O, como ha ocurrido este año con la pandemia, suponían una falta de políticas. Desde la Cumbre de Río en 1992, desde aquella primera COP en Berlín, desde la segunda en la que los activistas tomaron el techo del Centro de Conferencias de la ONU, desde la tercera en la que Greenpeace construyó su gigantesco carbonosaurio, las movilizaciones se multiplicaron. Y mientras la inacción continuaba, la participación social aumentaba. En muchos casos, despertando de los cuentos de hadas y enfrentándose y asumiendo la represión del Estado, como fue el caso de Copenhague, o más tarde de París y otros, y desafiándolo para acudir por miles.
Pero a pesar de todos estos años (26 desde la 1ª COP, 42 desde la primera cumbre), a pesar de todas estas COPs (25) y de la importancia que ha adquirido el tema y el movimiento climático, nos atrevemos a decir que no hay ninguna iniciativa similar a esta exposición que intente recoger y remontar esta historia y su desarrollo. Es tal el ritmo de las organizaciones, obligadas año tras año a analizar las propuestas institucionales, a enfrentarse, a coordinarse, que casi no hay tiempo para la documentación y la difusión. Como nos decía el activista argentino Pablo Bertinat (Taller Ecologista) que participó en las dos contracumbres de Buenos Aires en 1998 y 2004, «es muy importante recuperar las historias de lucha».
Del mismo modo, debemos admitir que nunca será una exposición perfecta, la exposición completa, porque, a pesar de los esfuerzos, muchas iniciativas y organizaciones no están reflejadas, así como mucha información y experiencia. Esperemos que sirva para completarla aún más y seguir construyendo esta memoria.
El trabajo previo de identificación e inventario
Igualmente, debido al tiempo, a esos 26 o casi 50 años, al número de organizaciones implicadas, es muy difícil recopilar información. A ello se suma el hecho de que quizás no le damos a esto (guardar información, registros) la importancia que merece; también la dificultad de muchos colectivos para conservar las cosas; o la frugalidad, la corta durabilidad de estos objetos; o la lejanía y distancia de muchas organizaciones, o incluso sus trayectorias, ya que muchas de ellas incluso han desaparecido.
Internet también facilita la comunicación, la búsqueda y el inventario. Pero es reciente y muchas cosas no están subidas. Hay problemas con las COP más antiguos. Y muchas veces, porque se cree que existe o porque es de fácil acceso, tampoco se produce esta comunicación. Además, muchos objetos quedan excluidos de esta documentación porque no se pueden digitalizar.
Por lo tanto, la primera tarea fue establecer qué exposición queríamos. Luego tuvimos que comunicarlo a los principales actores y solicitar su participación. La lista de contactos ha sido importante, internacional, personas conocidas y otros contactos de contactos, o resultado de la investigación.
Después, el trabajo continuó con la identificación de los elementos expositivos, indicados por nuestros contactos o por la propia investigación. De ellos, decidimos cuáles eran visual, histórica y semióticamente interesantes, dignos de ser mostrados.
De todos ellos, como decimos, muchos eran imposibles, como ese carbonosaurio gigante de Greenpeace hecho con bidones de petróleo y restos de coches, imposible de conseguir por su volumen, o porque quién sabe dónde está. Otras son imposibles por exigencias de seguridad, como el traje que lució López de Uralde en la cena de gala ofrecida por la reina Margrethe a los jefes de Estado en la COP15, ahora una pieza del Museo de Copenhague, sometida a estrictas condiciones de seguridad. También la canoa de Sarayaku (comunidad kichwa de la Amazonia ecuatoriana que se opone a la explotación petrolera) que recorrió el Sena en la COP21, ahora propiedad del Museé de l’Homme de París.
Amplia selección gráfica
No obstante, hemos intentado incluir elementos gráficos representativos de cada COP y, a pesar de las dificultades mencionadas, casi lo hemos conseguido. Obviamente, para algunas de ellas hay más de una, como las de París, Copenhague, Lima, Madrid/Santiago, Bonn. Entre todas ellas, unos 80 elementos, y aún más si tenemos en cuenta elementos más pequeños como pegatinas, chapas, carteles, informes, etc.
El resultado es una exposición diversa y colorida que refleja la creatividad de un movimiento que, a pesar de lo drástico de la situación, mantiene un tono positivo, pero también beligerante y radical. El resultado son también diferentes expresiones, desde el abandono de los combustibles fósiles y el carbón, hasta las reivindicaciones de las nuevas generaciones por un futuro, de los pueblos indígenas, de las mujeres, de los países empobrecidos o de los sectores marginados. Así, la exposición ofrece una amplia selección de mensajes. Quizá la parte de la exposición que mejor lo refleja es la de los cartones, una de las formas identificativas del movimiento y de su amplia participación social. En ellos se refleja no sólo la diversidad de la creación, la imaginación y la elocuencia de la gente, sino también su carácter internacional, con cartones de diferentes países y en diferentes idiomas.
La exposición, sin ser una muestra de arte, también incluye piezas artísticas, ya que tanto las artistas (especialmente artivistas) han participado en el movimiento, como las organizaciones las han utilizado para expresar ideas o hacerlas más atractivas. Existen numerosos colectivos de artivistas como Brandalism, ADAO-Espora y La Otra Gráfica, Just Seeds, Art not oil o Fossil Free Culture, que en diferentes países o incluso a nivel internacional, ponen su arte al servicio de la causa climática. Otros a nivel individual, como Banksy, contribuyen a su aceptación y socialización. Muchos otros están también presentes en la exposición.
La exposición también ofrece la parte teórica, la historia y la cronología de esos años, la evolución del discurso, de las reivindicaciones, de las formas; la explicación de ese material, a través de la cronología de esa historia, que también creemos material indispensable para entender todos esos objetos y artefactos, y por tanto el propio movimiento.
Una iniciativa de la Fundación Cristinaenea
Ahora, tanto ese relato como los elementos gráficos deben continuar, añadiendo otros, nuevos y antiguos, a partir de los ya existentes, de nuevo de los contactos existentes y de las nuevas aportaciones. Porque la Fundación Cristinaenea entiende esta exposición como el inicio de un proyecto que seguirá documentando el movimiento y su historia.
Como Gráfica Social, es la sexta que organiza la Fundación Cristinaenea, tras otras sobre el movimiento antinuclear, el fracking, el desastre de Prestidge o la peatonalización. La Fundación con esta Gráfica Social, además de profundizar en el tema, quiere que sirva de estímulo e incentivo para que, a las puertas de la Cumbre de Glasgow, la COP 26 (del 31 de octubre al 12 de noviembre), la sociedad siga afrontando y proponiendo superar esta emergencia climática.
Esta exposición quiere ser un homenaje a un movimiento largo en el tiempo, variado e inspirador, del que formamos parte muchas personas y organizaciones, y que lejos de la reivindicación simplista, ha sido capaz de ir a la raíz (o a las raíces) del problema y de recordárselo continuamente a los dirigentes, a las instituciones, y especialmente a las grandes transnacionales.
Muchas organizaciones
¡Además de todos los artistas mencionados (y otros) y de muchas personas cuyo nombre no se conoce, la exposición incluye artículos de Bizi! By 2020 We Rise Up, Extinction Rebellion, Fridays for Future, Ende Gëlande, Oxfam, Greenpeace, Via Campesina, NOAH Friends of the Earth Denmark/ Amies de la Terre, Ecologistas en Acción, CADTM, Arab Youth Climate Movement, Climate Action Network (CAN), Groundwork, ODG, Ausge CO2 hlt, Heinrich Böll Foundation, Corporate Europe Observatory, Stop the Wall Campaign.
- Exposición Virtual
- “Gráfica social: Cumbres climáticas y movimientos sociales”
- Contextualizando la exposición
- Cumbres climáticas y movimientos sociales: una cronólogía
- Formas de arte en la exposición
Algunos casos incluidos
- Ende Gelände
- La Gira Alternatiba de Bizi!
- Jóvenes y rebeldes climáticos
- COP21: una marcha de zapatos
- los cartones climáticos
- Todas las Cumbres del Clima se celebran en Cristina Enea
- En otros medios de comunicación
La emergencia climática, o el cambio climático antes de alcanzar sus niveles actuales, ha derramado ríos de tinta. Pero sobre todo, los textos han versado sobre la situación, las perspectivas, las consecuencias, las predicciones; grado arriba grado abajo, años límite; o sobre el plano político e institucional, qué acuerdo se firmará, quién lo firmará o no, si EEUU se excluirá, etc.
Sin embargo, y a pesar de la enorme participación de la sociedad civil, de su peso en el mantenimiento de propuestas o en la introducción de otras nuevas, a excepción de momentos puntuales como protestas o acciones concretas, el movimiento climático carece de una reflexión histórica. Si por algo se ha caracterizado este movimiento es por ser imaginativo, creativo, diverso y colorido, por lo que, esta falta de reflexión se extiende también a la parte gráfica.
La larga historia del Movimiento Climático
El tema del cambio climático viene de lejos. Ya en 1896 el científico sueco Svante Arrhenius afirmó que el uso del carbón provocaría un aumento de CO2 suficiente para causar el calentamiento global. En 1979 la Organización Meteorológica Mundial (OMM) celebró la Primera Conferencia Mundial sobre el Clima en Ginebra y en 1995 se celebró en Berlín la primera Conferencia de las Partes o COP de las naciones firmantes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). La razón de la ONU para organizarla fue que los países industrializados no estaban tomando medidas contra el calentamiento global como estaba previsto. Veintiséis años después, la actitud no ha cambiado mucho; la situación, sin embargo, ha empeorado.
Desde entonces, se han celebrado 25 cumbres. La de este año en Glasgow, aplazada el año pasado, será la 26ª. Así que son muchas. Mucho a analizar, muchos elementos para inventariar.

Desde el principio se organizaron protestas sociales contra lo que los gobiernos proponían en ese momento como solución. Evidentemente, muchas veces eran claros retrocesos y no se correspondían con la ruta marcada. O, como ha ocurrido este año con la pandemia, suponían una falta de políticas. Desde la Cumbre de Río en 1992, desde aquella primera COP en Berlín, desde la segunda en la que los activistas tomaron el techo del Centro de Conferencias de la ONU, desde la tercera en la que Greenpeace construyó su gigantesco carbonosaurio, las movilizaciones se multiplicaron. Y mientras la inacción continuaba, la participación social aumentaba. En muchos casos, despertando de los cuentos de hadas y enfrentándose y asumiendo la represión del Estado, como fue el caso de Copenhague, o más tarde de París y otros, y desafiándolo para acudir por miles.
Pero a pesar de todos estos años (26 desde la 1ª COP, 42 desde la primera cumbre), a pesar de todas estas COPs (25) y de la importancia que ha adquirido el tema y el movimiento climático, nos atrevemos a decir que no hay ninguna iniciativa similar a esta exposición que intente recoger y remontar esta historia y su desarrollo. Es tal el ritmo de las organizaciones, obligadas año tras año a analizar las propuestas institucionales, a enfrentarse, a coordinarse, que casi no hay tiempo para la documentación y la difusión. Como nos decía el activista argentino Pablo Bertinat (Taller Ecologista) que participó en las dos contracumbres de Buenos Aires en 1998 y 2004, «es muy importante recuperar las historias de lucha».
Del mismo modo, debemos admitir que nunca será una exposición perfecta, la exposición completa, porque, a pesar de los esfuerzos, muchas iniciativas y organizaciones no están reflejadas, así como mucha información y experiencia. Esperemos que sirva para completarla aún más y seguir construyendo esta memoria.
El trabajo previo de identificación e inventario
Igualmente, debido al tiempo, a esos 26 o casi 50 años, al número de organizaciones implicadas, es muy difícil recopilar información. A ello se suma el hecho de que quizás no le damos a esto (guardar información, registros) la importancia que merece; también la dificultad de muchos colectivos para conservar las cosas; o la frugalidad, la corta durabilidad de estos objetos; o la lejanía y distancia de muchas organizaciones, o incluso sus trayectorias, ya que muchas de ellas incluso han desaparecido.
Internet también facilita la comunicación, la búsqueda y el inventario. Pero es reciente y muchas cosas no están subidas. Hay problemas con las COP más antiguos. Y muchas veces, porque se cree que existe o porque es de fácil acceso, tampoco se produce esta comunicación. Además, muchos objetos quedan excluidos de esta documentación porque no se pueden digitalizar.
Por lo tanto, la primera tarea fue establecer qué exposición queríamos. Luego tuvimos que comunicarlo a los principales actores y solicitar su participación. La lista de contactos ha sido importante, internacional, personas conocidas y otros contactos de contactos, o resultado de la investigación.
Después, el trabajo continuó con la identificación de los elementos expositivos, indicados por nuestros contactos o por la propia investigación. De ellos, decidimos cuáles eran visual, histórica y semióticamente interesantes, dignos de ser mostrados.
De todos ellos, como decimos, muchos eran imposibles, como ese carbonosaurio gigante de Greenpeace hecho con bidones de petróleo y restos de coches, imposible de conseguir por su volumen, o porque quién sabe dónde está. Otras son imposibles por exigencias de seguridad, como el traje que lució López de Uralde en la cena de gala ofrecida por la reina Margrethe a los jefes de Estado en la COP15, ahora una pieza del Museo de Copenhague, sometida a estrictas condiciones de seguridad. También la canoa de Sarayaku (comunidad kichwa de la Amazonia ecuatoriana que se opone a la explotación petrolera) que recorrió el Sena en la COP21, ahora propiedad del Museé de l’Homme de París.
Amplia selección gráfica
No obstante, hemos intentado incluir elementos gráficos representativos de cada COP y, a pesar de las dificultades mencionadas, casi lo hemos conseguido. Obviamente, para algunas de ellas hay más de una, como las de París, Copenhague, Lima, Madrid/Santiago, Bonn. Entre todas ellas, unos 80 elementos, y aún más si tenemos en cuenta elementos más pequeños como pegatinas, chapas, carteles, informes, etc.

El resultado es una exposición diversa y colorida que refleja la creatividad de un movimiento que, a pesar de lo drástico de la situación, mantiene un tono positivo, pero también beligerante y radical. El resultado son también diferentes expresiones, desde el abandono de los combustibles fósiles y el carbón, hasta las reivindicaciones de las nuevas generaciones por un futuro, de los pueblos indígenas, de las mujeres, de los países empobrecidos o de los sectores marginados. Así, la exposición ofrece una amplia selección de mensajes. Quizá la parte de la exposición que mejor lo refleja es la de los cartones, una de las formas identificativas del movimiento y de su amplia participación social. En ellos se refleja no sólo la diversidad de la creación, la imaginación y la elocuencia de la gente, sino también su carácter internacional, con cartones de diferentes países y en diferentes idiomas.
La exposición, sin ser una muestra de arte, también incluye piezas artísticas, ya que tanto las artistas (especialmente artivistas) han participado en el movimiento, como las organizaciones las han utilizado para expresar ideas o hacerlas más atractivas. Existen numerosos colectivos de artivistas como Brandalism, ADAO-Espora y La Otra Gráfica, Just Seeds, Art not oil o Fossil Free Culture, que en diferentes países o incluso a nivel internacional, ponen su arte al servicio de la causa climática. Otros a nivel individual, como Banksy, contribuyen a su aceptación y socialización. Muchos otros están también presentes en la exposición.
La exposición también ofrece la parte teórica, la historia y la cronología de esos años, la evolución del discurso, de las reivindicaciones, de las formas; la explicación de ese material, a través de la cronología de esa historia, que también creemos material indispensable para entender todos esos objetos y artefactos, y por tanto el propio movimiento.

Una iniciativa de la Fundación Cristinaenea
Ahora, tanto ese relato como los elementos gráficos deben continuar, añadiendo otros, nuevos y antiguos, a partir de los ya existentes, de nuevo de los contactos existentes y de las nuevas aportaciones. Porque la Fundación Cristinaenea entiende esta exposición como el inicio de un proyecto que seguirá documentando el movimiento y su historia.
Como Gráfica Social, es la sexta que organiza la Fundación Cristinaenea, tras otras sobre el movimiento antinuclear, el fracking, el desastre de Prestidge o la peatonalización. La Fundación con esta Gráfica Social, además de profundizar en el tema, quiere que sirva de estímulo e incentivo para que, a las puertas de la Cumbre de Glasgow, la COP 26 (del 31 de octubre al 12 de noviembre), la sociedad siga afrontando y proponiendo superar esta emergencia climática.
Muchas organizaciones
¡Además de todos los artistas mencionados (y otros) y de muchas personas cuyo nombre no se conoce, la exposición incluye artículos de Bizi! By 2020 We Rise Up, Extinction Rebellion, Fridays for Future, Ende Gëlande, Oxfam, Greenpeace, Via Campesina, NOAH Friends of the Earth Denmark/ Amies de la Terre, Ecologistas en Acción, CADTM, Arab Youth Climate Movement, Climate Action Network (CAN), Groundwork, ODG, Ausge CO2 hlt, Heinrich Böll Foundation, Corporate Europe Observatory, Stop the Wall Campaign.
Esta exposición quiere ser un homenaje a un movimiento largo en el tiempo, variado e inspirador, del que formamos parte muchas personas y organizaciones, y que lejos de la reivindicación simplista, ha sido capaz de ir a la raíz (o a las raíces) del problema y de recordárselo continuamente a los dirigentes, a las instituciones, y especialmente a las grandes transnacionales.
